El primer ministro del Gobierno libio asentado en el este del país, Osama Hammad, cifró en más de 2.000 personas las fallecidas y entre 5.000 y 6.000 las desaparecidas como consecuencia de la tormenta Daniel, que azota desde el domingo la zona nororiental de Libia.

Organizaciones médicas no habían detallado aún la cifra de fallecidos, mientras la Cruz Roja confirmaba en un principio la muerte de 150 personas en la ciudad de Derna con la alta probabilidad de que la cifra aumentara.

Hammad calificó como «catastrófica» la situación en esta ciudad de la costa mediterránea, la más afectada por las lluvias torrenciales, que sufrió, además, el impacto del agua de dos presas que colapsaron.

«Los desaparecidos son miles, barrios enteros han desaparecido junto a sus residentes llevados por un mar», aseguró Hammad.

El ministro del Interior del Ejecutivo instalado en el este, Issam Abu Zariba, coincidió en la misma cifra de víctimas.

Las precipitaciones superaron los 400 mililitros por hora, una cifra que no se había registrado en las últimas cuatro décadas según el Centro Nacional de Meteorología. Las riadas que provocaron alcanzaron hasta tres metros de altura en algunos lugares. El miembro del Ayuntamiento de Derna Ahmed Amdur pidió una intervención internacional urgente para salvar la ciudad. El hundimiento de zonas residenciales y el colapso de edificios e infraestructuras públicas y privadas cerraron las rutas terrestres, por lo que Amdur reclamó abrir un corredor marítimo para asistir a los habitantes.

La tormenta Daniel también afectó a las ciudades de Bengasi, Susa, Baida and al-Marj. El Ayuntamiento de Baida calificó la situación como «completamente fuera de control» y pidió a las autoridades que «intervengan para salvar lo que se pueda». Con el país dividido en dos Administraciones, cada una apoyada por diferentes milicias y países extrajeros, Libia se ha hundido en el caos en los últimos años.

El primer ministro del Gobierno de Unidad Nacional, Abdulhamid Debiba, con sede en Trípoli, prometió que el Estado indemnizará a todos los afectados por las inundaciones y decretó tres días de luto por las víctimas. Al mismo tiempo anunció el envío a Derna de medio centenar de ambulancias y un equipo de 75 médicos y enfermeros, así como un convoy para reforzar los hospitales rurales.