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Se desvanece la esperanza de hallar superviventes en el Alto Atlas

La Media Luna Roja lanzó ayer un llamamiento para recaudar 100 millones de euros para apoyar las labores de rescate en el Alto Atlas de Marruecos mientras se desvanecían las esperanzas de encontrar supervivientes del violento terremoto con el paso de las horas.

El devastado pueblo de Douzrou. (Fadel SENNA | AFP)

Voluntarios y socorristas seguían movilizados ayer en Marruecos para tratar de encontrar posibles supervivientes, aunque las esperanzas disminuyen agotado el plazo de 72 horas tras el devastador terremoto que arrasó las aldeas del Alto Atlas y que ha dejado al menos 2.901 muertos y 5.530, según el último balance oficial. El epicentro del seísmo se encuentra en una zona montañosa del Alto Atlas, a 80 kilómetros de Marrakech, donde los deslizamientos de tierra han dificultado el acceso a las localidades afectadas.

La predicción de lluvias a partir de hoy agravará el caos generado, ya que la compactación del terreno de adobe que es prácticamente tierra se va a convertir en barro.

Los socorristas marroquíes, apoyados por equipos extranjeros, intentaban acelerar las búsquedas para encontrar posibles supervivientes y dar refugio a cientos de familias que han perdido sus hogares. Mantienen la esperanza porque tras el terremoto de Turquía de febrero se encontró con vida a una mujer tras seis días y medio, pero las casas de adobe se derrumbaron sin dejar bolsas de aire, por lo que solo están encontrando cadáveres entre los escombros.

La Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja lanzaron un llamamiento para recaudar alrededor de 100 millones de euros para apoyar las operaciones de ayuda. La organización internacional ya ha liberado un millón de francos suizos de su Fondo de Emergencia para la Respuesta a Catástrofes, para apoyar las actividades de la Media Luna Roja Marroquí sobre el terreno.

«EL ESTADO NO VINO»

En algunas zonas aisladas, sus habitantes dicen que se les deja a su suerte. En el pueblo de Imoulas, encaramado en el Alto Atlas y de difícil acceso, parecen perdidos entre los escombros de sus casas. «Aquí nos sentimos completamente abandonados, nadie ha venido a ayudarnos. Nuestras casas se han derrumbado y no tenemos a dónde ir. ¿Dónde va a vivir esta pobre gente?», se lamentaba Khadija.

«El Estado no vino, no vimos a nadie. Después del terremoto vinieron a contar el número de víctimas. Desde entonces no queda ni uno solo. Ni protección civil ni fuerzas de asistencia. No hay nadie con nosotros», denunciaba Mouhamed Aitlkyd, en medio de los escombros.

Para entregar alimentos a los supervivientes del terremoto en algunas pequeñas aldeas inaccesibles debido al deslizamiento de tierra, los helicópteros vuelan de un lado a otro.

En Douzrou, situado a 80 kilómetros al suroeste de Marrakech y arrasado por el terremoto, los supervivientes han improvisado refugios. Un centenar de personas han muerto.

«Es importante que nos cuiden, no podemos sobrevivir mucho tiempo a la intemperie. Las condiciones climáticas son muy duras. Tememos lo peor con la llegada del invierno», dice Ismail Oubella, de 36 años, que ha perdido a tres hijos (3, 6 y 8 años), su esposa embarazada y su madre.