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ENTREVISTA

Etchegaray constata que el «molde jacobino» lastra a Ipar Euskal Herria

De camino al ecuador de su doble mandato, Jean-René Etchegaray, reivindica, en una entrevista con Mediabask, la apuesta de la institución de Ipar Euskal Herria por asumir el máximo de competencias y lamenta que el «molde jacobino» lastre las políticas de la Mancomunidad Vasca. De ahí que incite a las autoridades estatales a «mostrar mayor confianza en los territorios».

Jean-René Etchegaray, fotografiado a las puertas de la sede de la Mancomunidad, en Baiona. (Patxi BELTZAIZ)

El alcalde de Baiona y presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray, ha hecho balance «a mitad de mandato» en las páginas del semanario Mediabask.

El dirigente centrista defiende, en esa entrevista concedida al periodista Tidjan Peron, la voluntad de la institución que lidera de asumir todas las competencias a su alcance, pese a que ello no sea siempre la opción más fácil al plantear complejos desafíos, tanto de gestión como, sobre todo, en el capítulo de la financiación.

Al cierre de una temporada turística que ha dejado un balance menos expansivo que el de años precedentes en el norte del Bidasoa, Etchegaray insiste en el propósito de «evolucionar hacia un modelo de turismo más equilibrado, sobrio y coherente».

Sin embargo, la Mancomunidad Vasca tiene pendiente el dotarse del plan específico al que se comprometió de cara a avanzar hacia ese otro modelo en un sector que, recuerda su presidente, «genera 10.000 puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos» en Ipar Euskal Herria.

Etchegaray defiende las distintas medidas implementadas para la protección de espacios naturales, y esboza en el horizonte la posibilidad de poner en marcha, «en colaboración con la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra», un plan experimental destinado a definir conjuntamente la capacidad de recibir visitantes en «los entornos más sensibles».

RETO MEDIOAMBIENTAL

La Mancomunidad Vasca es la primera institución de sus características en el Estado francés que se ha dotado de una Secretaría General de Medioambiente, que cuenta con misiones y personal propios.

En el horizonte de 2050, el reto pasa por reducir en un 56% las emisiones de gas de efecto invernadero, por rebajar el consumo energético en un 49% y por llegar a esa fecha con el 100% de las necesidades energéticas de Zuberoa, Nafarroa Beherea y Lapurdi cubiertas por renovables.

La política de agua, primera competencia que planificó a escala territorial la Mancomunidad de Ipar Euskal Herria, ocupa un lugar destacado dentro de esa gestión medioambiental, con mención especial para el más reciente Plan contra la Sequía, que «fija una rebaja en el consumo de agua del 10% en un año», explica el mandatario.

En otro orden de cosas, Etchegaray reconoce que Ipar Euskal Herria acusa «un serio retraso» en materia de transporte colectivo que, considera, se ha empezado a paliar mediante la creación de la red Txik Txak que transportó a 11 millones de pasajeros en 2022.

Saluda además que haya sido en el interior del país donde se ha producido un mayor aumento en el uso de la red intermodal (más 40% de usuarios). Y fija otro objetivo: «Crear una auténtica red rápida, doblando de aquí a 2032 la oferta ferroviaria».

Todo será necesario para alcanzar el objetivo que fija el Plan de Transporte de pasar del actual 4% de uso del transporte colectivo al 11% en el horizonte de 2030.

Ello obligará a extender el TramBus, completar la red de autobuses con nuevas rutas, ofrecer más parkings disuasorios, pero también a experimentar con iniciativas como «el billete único para el TER (tren regional) y Txik Txak», apunta el presidente de la Mancomunidad Vasca.

Con todo hay una materia, la de vivienda, en la que ha despuntado una institución a la que los colectivos de la sociedad civil azuzan para ir más allá.

El plan de hábitat local del que se dotó la Mancomunidad en 2021 planteaba la construcción de 2.600 nuevas viviendas cada año, de ellas 1.200 sociales. Etchegaray no aporta cifra, pero alienta expectativas al dejar caer que el primer balance en curso de elaboración «puede darnos motivos para la satisfacción».

No conforme con las medidas adoptadas para rescatar viviendas para uso cotidiano, con una normativa que complica las cosas a las plataformas de alquileres de corta duración, Etchegaray aspira a contar con un mecanismo más poderoso, similar al que ya permite gestionar la política de movilidad.

Quiere disponer de autoridad para organizar un área especialmente sensible. Lo que no es fácil de lograr.

«El molde jacobino nos lastra porque nos priva de útiles necesarios para poder desarrollar nuestras políticas», se lamenta el presidente de la Mancomunidad Vasca.

Tras el plácet recibido, a finales de agosto en Bunuze (Nafarroa Beherea), de boca del recién nombrado ministro delegado de Vivienda galo, Patrice Vergriete, para extender la zona tensionada y adoptar medidas fiscales reforzadas en relación a las viviendas secundarias y vacías, Jean-René Etchegaray dirige a las autoridades de París una petición en firme. Una recomendación que bien puede servir de reclamo para el resto del ámbito de acciones en que está comprometida la Mancomunidad de Iparralde: «París debe confiar más en los territorios», evoca.

Una política de vivienda más audaz exige de unas nuevas reglas de fiscalidad de las que Etchegaray anuncia que hablará en próximas semanas con los electos vascos en París, a fin de que dichas actuaciones cuenten con la debida dotación presupuestaria.

Finalmente, Jean-René Etchegaray aborda la evolución hacia una institución de rango superior, hacia una colectividad de estatus particular, elegida por sufragio universal y con potestad de legislar. Asegura que sigue siendo partidario de ese modelo aunque, a la vista de las dificultades que intuye en París, cree, por ahora, más aconsejable trabajar día a día para «demostrar la eficacia y la fortaleza cultural de nuestra Mancomunidad XXL».