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TODOS LOS NOMBRES DE DIOS

No te detengas


Cada vez que se menta, en clave cinematográfica, la Gran Vía de Madrid, suele ser asociada con la imagen solitaria que utilizó Alejandro amenábar en “Abre los ojos”. Al contrario de aquella, en “Todos los nombres de dios” se ha convertido en un carrusel de sirenas gobernado por un Luis Tosar que pende de su pecho un buen puñado de explosivos dispuestos a ser detonados.

Al igual que en las dos últimas películas de Calparsoro, el actor gallego lidera el reparto y vuelve a descubrirnos su gran versatilidad a la hora de meterse en la sufrida piel de un taxista que lleva consigo el dolor que le produjo una reciente pérdida y que tras salir ileso de una acción armada, es tomado como rehén por un yihadista.

El protagonista se encuentra, de esta manera, con una carga explosiva adherida a su cuerpo que detonará si deja de moverse, y todo esto ocurre en pleno centro de Madrid.

UN THRILLER VIBRANTE

Su interesante premisa, creada por la guionista Gemma Ventura -conocida por su trabajo en “53 días de invierno”-, proporciona al director la oportunidad de mostrar su destreza narrativa y elevar la adrenalina del espectador mediante un buen puñado de secuencias rodadas con gran pericia.

Calparsoso siempre se ha revelado como un cineasta dotado de un estilo visual potente y lo ha demostrado en un género que le viene como anillo al dedo. A pesar de que la credibilidad de la trama se tambalee en unas cuantas ocasiones, la película en su conjunto resulta sumamente entretenida gracias a su ritmo frenético y a la poderosa interpretación que realiza el mencionado Tosar. A ello habría que sumar ciertas cuestiones sociales que soman en una trama demasiado asociada a los arquetipos. Algo que funcionó mucho mejor en la magnífica “Cien años de perdón”.