Raimundo FITERO
DE REOJO

Fronteras elásticas

Frente a las fronteras sólidas, las líquidas, las flexibles, las que se mueven sin tener que poner vallas ni muros. Mientras ese gallego sospechoso tiene sus casi dos horas de exhibición impúdica de sus incapacidades, mentiras y subterfugios, mostrando todas las fronteras mentales e intelectuales que le limitan en la rosa de los vientos. La inercia, la impureza, la rutina, el agotamiento de los tópicos ejerce una presión de exclusión de la ciudadanía. El espectáculo audiovisual es decimonónico, la actuación principal se convierte en una suerte de refrigerio en un monasterio del altiplano ideológico, esa nada bordada en un poliespán adulterado, una suerte de estrambote político, con una declaración astringente sobre una renuncia ficticia, uno de sus muchos dislates.

Por eso las fronteras se hacen presentes en los telediarios, porque en todas las esquinas de este planeta existen unos trazos en los mapas que dibujan la cartografía de las guerras ganadas o perdidas. Sin entrar en muchos detalles, sin apenas movernos de esa noción de unidad en lo imposible, en la Europa central u oriental, nos encontramos que, en estos precisos momentos, además de esa ya constante refriega fronteriza entre Ucrania y Rusia, existen problemas entre Polonia y Alemania y entre Polonia y Ucrania. Estos asuntos tienen mucha importancia.

Y ahora vemos unas grandes caravanas de personas huyendo, traspasando de manera urgente fronteras en busca de seguridad fuera de Nagorno Karabaj, un territorio en medio de un conflicto de larga duración entre Armenia y Azerbaiyán. Faltan fronteras elásticas.