Koldo LANDALUZE
MONSTRUO

Tres versiones de una misma historia

Hirokazu Koreeda ha apostado por el “efecto Rashomon”, término acuñado por el filme homónimo de Kurosawa y que se refiere a la influencia de la subjetividad y la percepción personal al narrar una misma historia o situación a través de diferentes versiones, en este su retorno a Japón después de rodar en el Estado francés “La verdad” y en Corea del Sur “Broker”.

En “Monster” retornan muchas de las obsesiones y temas recurrentes que el maestro japonés ha tratado a lo largo de su obra, como son las familias disfuncionales, la identidad, los prejuicios, los vacíos sentidos por los niños cuando echan en falta una figura adulta, el acoso hacia quienes no encajan entre las normas sociales y el bullying.

En la historia, escrita por Yuji Sakamoto, su protagonista es un niño de 11 años que vive con su madre viuda. Sus reacciones, sobre todo en la escuela pero también en casa, resultan impredecibles, extremas, incontrolables y, en muchos casos, violentas, mientras manifiesta una obsesión por los renacimientos y las reencarnaciones.

Sin embargo, antes de eso, el citado menor también es víctima de todo tipo de abusos, tanto pequeños como graves, por parte de varios compañeros e incluso de un patético profesor. Cuando la madre pone de manifiesto lo que está padeciendo su hijo en la escuela, desencadenará una singular cascada de reacciones entre la comunidad educativa.

En su declaración de intenciones, el filme de Koreeda se descubre interesante, pero en su desarrollo asoma cierta confusión y algunas trampas narrativas paliadas en gran medida por la sensibilidad que siempre saca a relucir el cineasta. Incluso ante una obra que puede ser catalogada como “menor” en la filmografía de Koreeda, siempre estamos ante una buena película.