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EL EXORCISTA: CREYENTE

Un discreto reencuentro con el diablo


La compañía Blumhouse ha querido asumir el gran reto que siempre conlleva rodar un remake de una obra maestra. Tal vez envalentonados con el gran éxito que han conseguido con la trilogía “Hallowen” -basada en el imaginario clásico del maestro John Carpenter-, han vuelto a reclutar al director de dichas películas para lanzarse a la piscina en una obra que sigue temáticamente la película que dirigidó William Friedkin hace 50 años. La película “El Exorcista” está considerada una obra maestra. Sin embargo, a lo largo de los años, se han producido varias secuelas, precuelas, reboots e incluso una serie que nunca han logrado emular lo que hizo Friedkin y a pesar de contar con directores como John Boorman, Renny Harlin, Paul Schrader y el propio William Peter Blatty -autor de la novela original-, ninguna de estas películas se ha acercado al logro de William Friedkin.

BUEN ACABADO VISUAL

Asumido el reto o disparate que conlleva tocar un clásico, nos llega una nueva trilogía que comienza con “El Exorcista: Creyentes” y que continuará con “The Exorcist: Deceiver”. El encargado de revitalizar la franquicia es David Gordon Green, firmante de la renovada trilogía “Halloween”. Por fortuna, el resultado no es tan terrible como cabría suponer, tampoco resulta particularmente estimulante. Se queda en un incómodo terreno intermedio que cuenta con algunos guiños y homenajes al filme original. Entre ellos la presencia de Ellen Burstyn retomando su papel de Chris MacNeil, la madre de la niña que fue inicialmente poseida por el diablo. Tras un prólogo que arranca en una tragedia que ocurre en Haití, el filme nos sumerge en una espiral de posesiones bien elaboradas técnicamente. Esta es la gran baza del filme, un aspecto visual que destaca sobre su farragoso y, a ratos, muy pobre argumento.