Aritz INTXUSTA
IRUÑEA
Interview
Ignacio cabeza
Presidente de la Cámara de Comptos

«Hay saltos en las listas de espera médicas y no se registra el motivo»

En abril de 2022, Ignacio Cabeza aparcó la jubilación para regresar a su lugar de trabajo, a la Cámara de Comptos, ahora como presidente. No recibió ni un solo voto en contra. Fue propuesto por PSN, Geroa, EH Bildu y Podemos y el resto de la Cámara (Navarra Suma e IE) votó en blanco.

(Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Quizá lo más sensible para un Gobierno, aquello que le puede tumbar, sea mostrarse incapaz de gestionar la sanidad pública. De todos los indicadores, el más controvertido es el de las listas de espera. Comptos ha auditado, por segunda vez y a iniciativa propia, el estado de la Atención Especializada. Ha documentado un aumento considerable, hallado fallos y emitido varias recomendaciones.

¿En qué ha consistido su auditoría de las listas de espera?

Perseguíamos cuatro objetivos. En primer lugar, saber cómo estaban las listas. Hicimos la evolución de 2018 a 2022 para analizar cómo se encontraban las listas de espera de Atención Especializada. Nos centramos exclusivamente en especializada, porque en Primaria no hay listas de espera como tales. El segundo objetivo fue analizar el procedimiento interno del propio Servicio Navarro de Salud para cuantificar, verificar, etcétera el seguimiento de esas listas. El tercer objetivo fue qué medidas habían adoptado para luchar contra esa lista de espera. Y en cuarto lugar, hicimos un trabajo de auditoría informática de las aplicaciones que registran todo.

Para que me aclare. En 2018 se auditaron las listas por primera vez. Ahora lo que han visto es la evolución. ¿Qué han encontrado?

Hallamos un aumento relevante sobre 2018. Un 29% de incremento de las listas en global. En el informe sistematizamos qué causas han podido generar este alza. El aumento de la población sujeta a régimen sanitario público se ha incrementado en 16.000 personas, que lógicamente han entrado en el sistema. Como segundo motivo, tenemos una población muy envejecida y que está creciendo, sobre todo el tramo de mayores de 65, que ha aumentado un 7% en este periodo. Y en tercer lugar, y no por ello menos importante, el efecto de la covid, que conllevó una reducción de consultas presenciales, de intervenciones... por la falta de asistencia directa sanitaria. Pudimos constatar que la actividad sanitaria, hasta 2019, llevaba una tendencia de incremento, que cayó entre 2020 y 2021, por los efectos de la covid. En 2022 está intentando recuperar esa actividad llamémosla normal.

Entonces, el covid es el gran elemento distorsionador del informe, pues los otros factores sí se podían prever.
La covid nos está distorsionando prácticamente todos los efectos comparativos de nuestra labor como auditores, no solo en el ámbito sanitario, sino en cifras en impuestos, en actividad económica... Siempre va a ser un problema.
Lo que es real es la subida del 29%. ¿Qué medidas adoptó el Gobierno? ¿Funcionaron?

Adoptó un plan de choque en el que se gastaron más de 21 millones. De ellos, 8,5 millones se dirigieron a contrataciones temporales de personal sanitario. Observamos que hay aproximadamente unos 700 contratos temporales que se hicieron, básicamente, para luchar contra las listas de espera. En segundo término, está el gasto de 6,6 millones en horas extraordinarias de los facultativos, que aquí se llaman peonadas, que han afectado a unos 500 profesionales. Y en tercer lugar, otres seis millones en derivaciones a centros privados para consultas, cirugías, pruebas... que también ha sido una medida que se usó para intentar rebajar algo. Lo que ponemos de relieve en el informe es que estas son medidas a corto plazo. Pueden suponer una reducción, pero a medio plazo puede haber un efecto rebote.

¿Con las dimensiones actuales de Osasunbidea, la sanidad es capaz de reabsorber semejantes listas de espera o acaso se ha vuelto ya dependiente de planes de choque?

El nuevo consejero de Salud ha dicho que su objetivo prioritario para esta legislatura es reducir las listas de espera. Hablaba incluso de cifras. Quería reducir en mil personas al mes. Creo que el Gobierno es consciente del problema que tiene y de las soluciones que tiene que adoptar.

¿Se han encontrado algún tipo de resistencia en la auditoría de estas listas?

No hemos tenido ningún problema en cuanto a la documentación. Hemos tenido acceso a todos los mecanismos. Uno de los objetivos era la revisión de las aplicaciones informáticas. Hemos podido acceder a todo, garantizando lógicamente la protección de datos sanitarios de los pacientes. De hecho, el Gobierno nos pasó las claves de su contabilidad y, desde hace años, podemos acceder directamente desde los ordenadores de la Cámara de Comptos. Lo podemos ver todo.

Su informe habla de casos en los que no estaba bien precisa la asignación de trabajos y, en consecuencia, los pagos.

Sí, hemos visto deficiencias, sobre todo en las unidades de atención al paciente, que son las que generan el inicio del proceso en listas de espera. Están formadas por 109 personas que tienen una carga de trabajo increíblemente elevada, y existe una fuerte temporalidad y cambios de personal. Tengamos en cuenta que hay 2.300 agendas, que es donde se van anotando las distintas listas de espera. Detectamos que uno de los mayores problemas -que es la limitación que aparece en el informe- es que no nos consta que se respete siempre el principio de antigüedad en la lista.

Explíqueme eso.

En las listas no pone por qué se salta una persona. No se registra el motivo. Entendemos que lo normal es que se trate de una medida sanitaria, porque el médico pida que a ese paciente se le priorice debido a razones de urgencia o gravedad. Pero lo cierto es que no dejan constancia, no queda rastro en la aplicación que gestiona esto. No podemos pronunciarnos sobre si se respeta o no la antigüedad en la lista.

Porque saltos en las listas hay y los han podido ver.

Sí, sí, pero, claro, suponemos que son temas médicos sanitarios. Si hubiera una pequeña ventanita en la aplicación informática que indicara: «1. Motivos Sanitarios», «2. A indicación del médico», o algo por el estilo, se podría incluir alguna pequeña referencia que sí que nos permitiría pronunciarnos. Como no queda ninguna constancia, así lo hemos dejado reflejado en el informe.

Además de esta, su trabajo plantea varias recomendaciones para rebajar las listas. ¿Cuál resulta, a su juicio, la fundamental?
Hemos comprobado como algo clave la coordinación entre Atención Primaria y Atención Especializada. Es fundamental que estén bien coordinadas. Te lo explico con un ejemplo. A alguien le duele la rodilla y el médico de Atención Primaria le manda a Traumatología general, porque desconoce que existe una agenda específica de rodilla. Entonces, el paciente va allí y lo que hacen es mandarle a la especialidad de rodilla. Ese paso complica las listas de espera. Si hubiera una buena coordinación entre Primaria y Especializada, se podría evitar.

Además, hemos observado que entre las tres áreas sanitarias que hay en Navarra Pamplona, Estella y Tudela, existen divergencias relevantes tanto en el número de personas en lista de espera por cada mil habitantes como en la demora media en la atención. Proponemos que se intente coordinar al máximo las distintas áreas de salud para evitar esas desigualdades entre los ciudadanos.

Pero estamos en una situación no conocida. Algo más quedará por hacer más allá de garantizar que se respete la antigüedad en la lista de espera y que la atención sea igual en toda la geografía.
Estos niveles no los hemos conocido, pero siempre ha habido lista de espera en la sanidad pública. Es un mecanismo normal de racionalización del sistema. Es imposible que un sistema sanitario público no tenga listas de espera.
Comptos hizo la primera auditoría de las listas de espera a petición propia. Ni se lo pidió el Gobierno ni el Parlamento. ¿Por qué?
Es un tema importante y que llama la atención a la sociedad. Ahora estamos con un trabajo sobre la Atención Primaria, analizando el acceso del ciudadano a la Atención Primaria, pues sabemos que está generando problemas. El teléfono para consultas no siempre atiende y está claro que hay listas de espera, aunque no se llamen así, cuando se tarda una semana en dar una cita con el médico. Nos llevará tiempo hacerlo. Calcula doce meses desde ahora, pero a lo largo de 2024 saldrá.