Raimundo FITERO
DE REOJO

Balcanes y balcones

Tanto y tanto escuché que ahora casi todo lo sé. La masacre del hospital en Gaza es la apoteosis de la maldad, la mentira, el desarraigo, la provocación y el enfrentamiento total. Realmente se hace insoportable aceptar la situación sin rechistar, ver como Biden se abraza a Netanyahu para que esa imagen se convierta en el detonante definitivo. Escribir es un accidente de la esencialidad del ser humano. Opinar sobre lo que está sucediendo es colocarse en una liana de la selva de lo imprevisible. Hay odio, muerte, exterminio, guerra infinita. Y no acabará nunca de esta manera. Morirán muchos miles más de seres humanos, la paz se hará casi imposible y provisional, las botas militares tapan fosas comunes que se convierten en un tiempo prudencial en resistencia. Y así sigue el carrusel sin fin.

El polvo de los edificios destruidos, los gritos de los heridos, la sangre de los muertos está formando un espacio referencial en la poesía, el cine, la administración de justicia y en la política cercana ayuda a descubrir la incapacidad manifiesta de un partido agonizante y desnortado. Feijóo es lo más irrelevante jamás conocido. Usa los argumentarios que le proporciona un equipo de irregulares aznaristas, no es capaz de filtrar nada y habla de los Balcanes para intentar provocar unas nuevas elecciones. Tiene a unos portavoces tan inútiles o más, porque a Borja Mari lo colocamos ya en el pedestal de la incompetencia y marrullería. Penoso. Junto a Cuca y Bendodo son la triple corona de la estupidez política distópica. Si se asoman por los balcones parecen espantapájaros.