Arnaitz GORRITI
EUROLIGA

Saski Baskonia sucumbe con claridad ante la solidez de un dominante Zalgiris Kaunas

Pese a los 32 puntos de Chima Moneke y los grandes momentos de Markus Howard, el cuadro gasteiztarra fue muy inferior a un Zalgiris más constante.

Cuando Moneke hizo la quinta falta, se acabó.
Cuando Moneke hizo la quinta falta, se acabó. (Raúl BOGAJO | FOKU)

Mal pintan las cosas en el seno de Saski Baskonia, que ha perdido la solidez de hace poco en su cancha. Un Zalgiris Kaunas que tampoco es la octava maravilla, dio una lección a un conjunto gasteiztarra que vivió o sobrevivió de las individualidades de Chima Moneke -32 puntos y 9 rebotes- y Markus Howard -26 puntos, pero desactivado en los últimos minutos-, y unos minutos de cierta calidad de Codi Miller-McIntyre y Rogkavopoulos.

Cierto es que el cuadro lituano firmó un 14 de 21 en triples y un 21 de 23 en tiros libres, repartiendo hasta 21 asistencias. Y también es cierto que por momentos el Buesa Arena despertó y se metió en el partido, pero la regularidad del conjunto báltico terminaba de silenciar a la grada de Zurbano. Y aunque sea triste decirlo, llegar a noviembre va a ser una hazaña para Joan Peñarroya como no le gane el domingo a Unicaja.

PROBLEMAS DESDE ANTES

El primer contratiempo llegaba unos 50 minutos antes de empezar, con el anuncio de la baja de Khalifa Diop por precaución, a cuenta de sus problemas de espalda.

El partido se rompió a partir del 11-12, con un parcial de 3-10, llegándose al final del primer cuarto 14-22. La irrupción de Mitrou-Long fue el primero de los muchos golpes que recibió el Baskonia, como pudieron ser los triples de Manek para irse 25-38 en ese segundo cuarto.

A golpe de corazón, con Markus Howard y Moneke como héroes de la remontada, Saski Baskonia se arrimó con un parcial de 12-0, pero la escuadra lituana no perdió los nervios, por lo que llegó al descanso ganando 39-46.

Y por si fuera poco, el tercer asalto arrancaba con un triple de Howard... seguido de un parcial de 0-10 de los de Kaunas. A partir de ahí, al Baskonia no le faltó voluntad, pero fue un quiero y no puedo, mientras que la escuadra báltica, sin perder la cabeza nunca, terminó rompiendo el partido.

«Estoy jodido, pero no hay que entrar en la negatividad», acabó defendiéndose Joan Peñarroya, que se sorprendió al decir que «no sé por qué estamos tan tristes».