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«BIDASOA 2018-2023»

Impedir el olvido de una tragedia


Fermin Muguruza nos recuerda que el Bidasoa no es un río criminal, capaz de engullir a personas que llegaron de otras tierras, como si fuera un criatura mitológica que vela por los intereses del capitalismo y la ciudadanía del llamado “primer mundo”. Y lo hace rememorando el retrato de aquellos que murieron intentando cruzar la frontera, de quienes nunca sabremos nada, ni sus anhelos, ni los sueños que albergaban.

Ello se traduce en una plasmación fílmica de gran tensión, que alterna la calma y la fuerza telúrica mediante un montaje muy bien calibrado y que sirve para subrayar sin excesos un discurso nítido y de gran profundidad.

“Bidasoa 2018-2023” nos recuerda la decisión del Gobierno francés de implementar controles policiales y cerrar algunos pasos en la frontera natural pirenaico-atlántica del Bidasoa durante el verano de 2018, con el objetivo de evitar la entrada de inmigrantes en tránsito hacia otros países europeos.

Dicha decisión tuvo como consecuencia un trágico resultado: diez vidas se perdieron en el transcurso de un año. Desde abril de 2021, siete personas encontraron la muerte en las aguas del río Bidasoa, entre Irun y Hendaia, mientras que otras tres perdieron la vida en octubre de 2021, arrolladas por un tren en Ziburu.

La principal virtud de este proyecto no solo radica en que otorga voz a activistas que, como en el caso de Gari Garaialde y Anaitze Agirre, trabajan en organizaciones como Harrera Sarea y Bidasoa Etorkinekin para paliar en la medida de los posible el ya de por sí fuerte impacto que sufren los inmigrantes en territorio extraño y hostil, sino en incluir herramientas, como la animación con la que Muguruza ya ha experimentado en sus dos anteriores trabajos, para impedir que aquellos que quedaron en el camino sean olvidados.