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Política argentina: el arte de lo imposible


Dicen los pragmáticos que la política es el arte de lo posible. No han estado en Argentina, donde la política lo es, pero de lo imposible.

La primera vuelta la ganó el ministro de Economía de un país con un 40% de la población por debajo del índice de la pobreza, un 140% de inflación, un decrecimiento anual del 3,3% y el dólar a 1.000 pesos.

Tercero en las primarias de agosto, Sergio Massa, un arribista encuadrado en el ala liberal (centro-derecha) del peronismo, ha logrado la victoria por los votos del llamado conurbano de Buenos Aires, que concentra el 24% del censo electoral, extrarradio pobre, cuna del peronismo en la década de los cuarenta y donde el triunfo aplastante del kirchnerista de izquierdas y gobernador Axel Kizillof brindó a Massa los 3 millones de votos más que logró entre las primarias y la primera vuelta.

Fue lo que impidió que el ultra «anarcocapitalista» Javier Milei se impusiera incluso sin necesidad de una segunda vuelta. Pero que un zumbado como este quede segundo y, atención, tenga posibilidades de ganar equipara a Argentina a países de siquiátrico como los EEUU de Trump, el Brasil de Bolsonaro o, cuidado, el Chile del aspirante Kast.

Y puede ganar, En Argentina o eres peronista o eres antiperonista. Milei ya ha ofrecido a la tercera en discordia, la derechista y en su juventud ¡guerrillera montonera! Patricia Bullrich un acuerdo y un cargo político. A la misma a la que hace dos días tildaba de casta a barrer del mapa.

La derrotada candidata del PRO del expresidente Macri ya ha dicho que antes muerta que votar a Massa, a quien identifica con el kirchnerismo (a pesar de que aquel es quizás más antikirchnerista que ella).

No acaba ahí el surrealismo. Milei podría recibir buena parte de los 2 millones de votos del gobernador de Córdoba y peronista de derechas (y aún más antikirchnerista) Juan Schiaretti.

Por contra, es posible que los 700.000 votos de la trotskista Myriam Bregman voten contra Milei pero con la nariz tapada por Massa.

Finalmente, y siempre por el mal menor, los que votaron sin éxito por el alcalde de Buenos Aires, y perdedor en las primarias con Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, lo harán por el peronista, pese a que pertenecen a Cambiemos, de Macri. Lo mismo harán los socios de esta coalición, la Unión Cívica Radical, cuyo líder, Ricardo Alfonsín, hijo del expresidente Raúl Alfonsín, llamó a votar a Massa tras las primarias.

Si Freud resucitara y visitara la actual patria del sicoanálisis se volvería a la tumba.