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El Bosque de Oma abre al público con reserva previa culminada la migración

El Bosque de Oma ya puede ser visitado tras reserva previa una vez culminada la migración. Un traslado respaldado por un equipo de personas expertas en arte contemporáneo y forestal.

El nuevo Bosque de Oma, inaugurado ayer oficialmente por la Diputación de Bizkaia. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Responsables de la Diputación de Bizkaia junto a familiares de Agustín Ibarrola escenificaron ayer la apertura al público del Bosque de Oma una vez culminado el proyecto de migración de esta obra de arte singular enmarcada en la corriente de Arte y Naturaleza.

El traslado del emblemático Bosque a su nueva ubicación ha sido un logro respaldado por un equipo de personas expertas en arte contemporáneo y forestal. El resultado es, según quienes han participado en él, «más sostenible, más completo y fiel a la idea originaria de Agustín Ibarrola, con dimensiones ampliadas y la recuperación de conjuntos previamente perdidos».

El hijo del artista, José Ibarrola, mantuvo durante el acto de apertura que «se ha hecho realidad la continuidad de un sueño». Afirmó sentirse «muy contento y satisfecho» con el resultado y lamentó que su padre (Bilbo, 1930) no esté en condiciones de verlo porque «le hubiera encantado».

Reconoció que antes del traslado «había un cierto riesgo» de que el Bosque desapareciera por su propio deterioro y porque le afectó la «banda marrón», y agradeció a la Diputación, impulsora del proyecto, porque ha contribuido a «perpetuar la memoria difícil y complicada, y por tanto interesante, de una trayectoria artística y personal importante».

«TRABAJO EXCEPCIONAL»

«Ha sido un trabajo excepcional, y nada fácil, porque había que interpretar la obra y los conjuntos; el terreno no tiene la misma forma que el anterior y además es más grande... ha sido una labor de síntesis y colocación, porque mi padre los pintó uno a uno durante años y cada uno le sugería el siguiente», relató.

Ibarrola remarcó que el resultado «es muy bueno, muy fiel a su espíritu y a su personalidad pictórica».

Este proyecto se ha llevado a cabo por un equipo multidisciplinar liderado por el doctor de Bellas Artes de la UPV-EHU, Fernando Bazeta, quien explicó en la presentación que «lo más difícil» fue ubicar los conjuntos de forma que «transmitieran la misma sensación que en el bosque originario».

Bazeta indicó que en la nueva ubicación, los conjuntos pictóricos se han reducido de 47 a 34, lo que «responde mejor a la intención del autor»; se han completado conjuntos que quedaron inacabados y se han recuperado otros cuatro conjuntos que habían desaparecido en diferentes épocas de la vida del Bosque.

La nueva ubicación, según los expertos, es «un nuevo lienzo de doce hectáreas para la misma obra; mantiene la esencia, la obra y el mensaje de Agustín Ibarrola; cambian los árboles, pero no el lenguaje utilizado, ni la conexión entre la obra y su entorno».

El procedimiento de traslación de las pinturas ha consistido en una selección del conjunto y su punto de perspectiva, seguido del diseño de la forma del área que ocupan los árboles en el planteamiento original, y por último, el pintado del grafismo en el árbol.

La diputada general de Bizkaia destacó la importancia del proceso de migración. Elixabete Etxanobe afirmó que el Bosque de Oma recobra su esencia como obra de arte, en la que tanto la obra de Agustín Ibarrola como las y los visitantes se unen de nuevo. «Este proceso de migración de una obra de Arte y Naturaleza a una nueva ubicación, manteniendo el concepto y el espíritu de la obra, proporciona a las y los visitantes herramientas adicionales para comprenderla y disfrutarla mejor», incidió.

Etxanobe subrayó el significado del Bosque como símbolo de la cultura contemporánea que se entrelaza con la cultura milenaria de Bizkaia. «Eso es Oma, y eso también es Bizkaia», enfatizó.

Se ha adaptado con senderos más cómodos y accesibles, lo que permite a las personas que lo visiten disfrutar de «una experiencia más enriquecedora y ordenada» para comprender mejor la obra. Además, se han implementado medidas para la gestión sostenible.

Esta obra de Ibarrola se inscribe en la corriente artística denominada Arte y Naturaleza, un movimiento que surge a finales de los años sesenta del siglo XX y que utiliza el paisaje como marco, soporte y materia prima para el artista.