EDITORIALA

Cuidados y salarios, dos brechas conectadas

Ayer se celebró el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, una cita marcada en Euskal Herria por la cercanía de la huelga general convocada por el movimiento feminista exactamente dentro de un mes, el 30 de noviembre. Se trata de una movilización ambiciosa que, precisamente, tiene como guía la reivindicación de un derecho colectivo al cuidado.

Precisamente este año, la Academia sueca ha decidido otorgar el Nobel de Economía a Claudia Goldin, cuya principal aportación ha sido el estudio empírico de la brecha salarial entre hombres y mujeres. No es que estos galardones estén en su apogeo en cuanto a prestigio, pero se trata de un importante espaldarazo al estudio de esta discriminación que sigue teniendo muchos negacionistas. «No conozco ninguna empresa que pague más a los hombres que a las mujeres» suele ser un argumento de bajo coste fácilmente desmontable con una pregunta: ¿Quién suele pedir las excedencias y las reducciones de jornada? En sentido contrario y en términos generales, ¿quién está disponible 24 horas si hay emergencias? ¿Quién tiene más facilidad para moverse? Goldin ha calculado que la brecha salarial se amplía un 7% por cada hijo. No es un debate ideológico, son hechos. Según los datos de Eustat conocidos hace un mes, en 2021, la renta media disponible de los hombres en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa fue de 23.301 euros. La de las mujeres fue de 15.737.

El patriarcado deposita sobre las mujeres la responsabilidad de los cuidados, de forma que la mitad de la población se hace cargo de unas labores indispensables para el conjunto. Es injusto per se, pero además recibe un castigo añadido en forma de una desigualdad salarial que se prolonga en la jubilación: a menor cotización, menor pensión. La brecha salarial tiene más causas, como explica Yolanda Jubeto en estas páginas repasando la obra de Goldin, pero reformular completamente el sistema de cuidados es insoslayable. Del mismo modo, y como añade Jubeto, más allá de importantes aportaciones académicas, esto solo será posible con una movilización feminista potente, articulada y sostenida.