No sin corbata

Ha fallecido José María Carrascal a los noventa y dos años. Un periodista de derechas, educado, obsesivo y curtido en batallas políticas que irrumpió en las noches televisivas con su peculiar dicción, que se esforzaba en que supiéramos que conocía el inglés y el alemán y nos contaba noticias de las primeras páginas de diarios internacionales. Su obsesión durante un tiempo fue Felipe González, llegando a convertirse en un subgénero en sus noticiarios. Aunque lo que dejó impronta fueron sus corbatas. Cada día una corbata diferente, cada día una más extravagante. Hablar de su corbata era un tema de oficina. A sus corbatas, a su manera de expresase, a sus obsesiones, le debo numerosas entregas de este txoko en mis tiempos más catódicos. Estaba retirado de las pantallas desde décadas, pero seguía escribiendo sus columnas.

Con corbata o sin ella, los comunicadores de la caverna mediática andan apretando para empujar a los indecisos a entrar en la vorágine del golpismo en todos sus disfraces. Las imágenes de los cientos de manifestantes frente a la sede del PSOE en Madrid gritando “¡Viva Franco!” y otras lindeces de la misma entidad punitiva, lo que nos explica bastante lo que se está cociendo.

Por lo tanto, yo no apostaría ni un dedal a que los núcleos duros de los partidos políticos están repasando las encuestas por si vamos a elecciones. Lo del PNV es muy curioso, ¿van en serio o es postureo? Lo de Puigdemont me huele peor. Y lo de Podemos entra en lo incalificable de los sin corbata para hacerse notar. Y si no ganan para gobernar PPVOX, seguiremos hasta bingo.