Koldo LANDALUZEI
DONOSTIA
SUEGROS DE ALQUILER: AGENCIA DE ENGAÑOS 2.0

Repetir la misma fórmula hasta la saciedad

A estas alturas ya se sabe que las comedias del dúo Lacheau y Boudali entran en los territorios del calibre grueso y es tan evidente como los taquillazos que generan el en Estado francés. “Suegros de alquiler: Agencia de engaños 2.0” pasa por ser la secuela de “Alibi.com”, y al igual que los anteriores títulos, su estreno en el Estado francés se ha saldado con otro rotundo éxito comercial.

Lo sorprendente de este caso es que esta nueva entrega no es más que un refrito de lo que se pudo ver en el original y, si en ella el protagonismo recaía en una singular agencia que orquestaba coartadas a personas que necesitaban ocultar sus engaños, en esta oportunidad todo se concreta en una sucesión de equívocos encaminados a reflotar la mencionada agencia. Todo en el filme resulta predecible, no hay un atisbo de originalidad en cada uno de sus planteamientos, y Lacheau y Boudali vuelven a apostar por el riesgo mínimo a la hora de elaborar unos gags desfasados.

UNA BODA ACCIDENTADA

Lacheau firma el guion junto con Julien Arruti, Pierre Dudan y Pierre Lacheau, demasiadas mentes pensantes para el resultado que se ve en la pantalla, que no es más que una especie de gran engaño destinado a evitar que los padres de una novia -encarnada por Élodie Fontan- conozcan a los padres reales del novio que interpreta el propio Lacheau, los cuales son en realidad un estafador y una actriz de cine erótico. Lo histriónico impera en unas secuencias atropelladas que ni siquiera llegan al nivel del peor de los vodeviles. En el caso de los intérpretes ocurre algo similar, imperan los gritos, los ojos desorbitados ante situaciones esperpénticas y las gesticulaciones exageradas campan a sus anchas. Todo ello escenificado en la enésima boda accidentada.