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Bachelet advierte sobre la amenaza global de la extrema derecha

La expresidenta chilena Michelle Bachelet advierte de que la debilidad de la democracia, unida a la inseguridad, el desempleo y el coste de la vida son «un manjar para la extrema derecha», una amenaza global que solo será contenida mejorando la democracia.


La expresidenta chilena Michelle Bachelet, (2006-2010 y 2014-2018), que participa en Brasilia en una reunión de un centenar de exmandatarios del mundo, se mostró «muy preocupada» con la irrupción de la extrema derecha tanto en Latinoamérica como en el mundo, pues considera que se trata de una amenaza global.

«Lo vemos en Europa o en África», indicó la también exdirectora de ONU Mujeres y exjefa de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien atribuyó esa nueva realidad política a que la democracia en el mundo está debilitada, al igual que el sistema multilateral.

En el caso de América Latina, similar al de otras regiones, dijo que «la democracia no está respondiendo a las necesidades de la gente» y apuntó que, cuando un sistema no es eficiente, muchos se preguntan por qué estar de acuerdo con ese modelo.

Eso ha dado lugar «al surgimiento de estos grupos, que toman las emociones de la gente que tienen más que ver con sus inseguridades y sus miedos y hablan con un mensaje sencillo que parece proponer unas soluciones que en realidad nunca son soluciones», indicó.

Entre otros países, mencionó lo que ocurrió en los últimos años en su propio país, en Brasil, en algunos países de Centroamérica y ahora en Argentina, con el movimiento que lidera Javier Milei.

Se trata, según Bachelet, de líderes que «tal vez no se definen a sí mismos como de extrema derecha, pero que restringen libertades, deterioran las instituciones democráticas, toman medidas de seguridad que parecen espectaculares pero que muchas veces violan los derechos humanos». En su opinión, en el marco latinoamericano, esta tendencia está muy vinculada a la seguridad ciudadana y a la seguridad social y económica con tasas de desempleo que siguen altas mientras las de crecimiento siguen bajas.

Apuntó que el coste de vida no para de subir, así como los precios de los alimentos o los combustibles», en un escenario en el que los salarios no aumentan a la misma velocidad. Ese panorama «es un manjar para la extrema derecha», manifestó Bachelet, quien consideró que mientras los Gobiernos democráticos «tratan de hacer las cosas bien» frente a esa multiplicidad de problemas, la «ultraderecha recoge el sentimiento de rabia y frustración».

También apuntó que la derecha «democrática» se ha endurecido, arrastrada por el discurso ultra.

Bachelet subrayó además que la democracia representativa no está siendo suficiente para ponerle freno al autoritarismo y se deben abrir nuevos canales para una democracia más participativa.