Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
LA IMATGE PERMANENT

Apariencias y naturalidad

La narrativa de “La imatge permanent” sigue la historia de dos mujeres alejadas de sus raíces, envueltas en escenarios complejos y ajenos. Se sumerge en el dolor de la ausencia, los recuerdos pasados y lo imaginado, representados de manera lúdica y variada, casi como ilusiones ópticas juguetonas que, aunque pueden no ser completamente descifradas, mantienen hilos emocionales muy palpables.

Dividida en dos partes, la primera está ambientada en los años de posguerra y oscila con sutileza entre la melancolía y la irreverencia. En la segunda parte, nos encontramos con la protagonista en un barrio de Barcelona. Está inmersa en la búsqueda de una persona que represente lo “normal” para un casting publicitario. En su camino, descubre a una vendedora de perfumes que encaja perfectamente con la imagen que la campaña publicitaria persigue.

El guion aprovecha esta oportunidad para criticar los fundamentos en los que se apoya la realidad, previamente presentados en la primera parte, ahora reducidos a meros instrumentos publicitarios.

La película adopta un aspecto de falso documental, utilizando composiciones visuales estáticas y escasez de diálogos explícitos, siguiendo las pautas del cine de Kaurismäki. Ferrés, directora y coguionista, ya había demostrado su habilidad para convertir lo artificioso en algo convincente y sincero con su premiado cortometraje “Los desheredados” (2017).

Esta naturalidad escénica se expande en su primer largo, realzada por intérpretes no profesionales que logran transmitir una visión auténtica, cargada de verdad, gags y humor genuino. Con este prometedor debut, la directora y guionista se descubre como una autora que acierta en su empeño por mostrar realidades particulares que, a la vez, reflejan mundos reconocibles y universales.