GARA Euskal Herriko egunkaria

Ya no leerás está columna, pero es para ti


Hemos dejado de ser los siete magníficos. Nos falta uno. Es como si me hubieran arrancado un órgano, por dentro, como si no estuviera entera. Los hermanos duelen, estorban, nos aman, nos arropan, los amamos, pero, sobre todo, no los elegimos cuando son de sangre.

Nada consuela el vacío, la pérdida, ni siquiera el amor de los que nos rodean, es un agujero fatal que nos desgarra por dentro como una cuchilla afilada y nos deja clara nuestra impotencia ante la desaparición, la de los otros, la propia.

Mientras los años avanzan, van creciendo los vacíos en nuestro camino. La última vez que te vi, Karmelo, hablamos de cine, no habías podido ver Tetuán, la enfermedad y seguir adelante con tu trabajo te tenían atareado. Sin embargo, siempre leías mis columnas en GARA y me recordabas que, cada vez que yo recomendaba una película tú ibas a ver otra. Decías que las que yo recomiendo aquí son «muy raras». Aún así, me leías, tenías curiosidad por lo que esa hermana extraña pensaba y escribía, esa hermana a la que cuando más sola se sintió abrazaste y le dijiste, «tranquila, yo te apoyo».

El otro día en el hospital me pediste la película, te la envié y aún no sé si te gusto o no, no volviste a decirme con tu media sonrisa; «que cosas más raras escribes, Iratxe». Hasta siempre, Karmelo