NOV. 20 2023 GAURKOA Los secretos de Cassinello Xabier MAKAZAGA Investigador del terrorismo de Estado El militar que atesora los más importantes secretos de Estado de las últimas décadas, Andrés Cassinello, tiene ya 96 años. Y la firme intención de llevarse a la tumba todos esos secretos con la ayuda de la Ley franquista de Secretos Oficiales, en vigor desde 1968. En efecto, el Estado español sigue sin elaborar una ley de secretos oficiales homologable a la de cualquier país democrático. Por eso, Cassinello puede seguir aferrándose, con total descaro, a lo que declaró en su día: «Algunas cosas es mejor que no se sepan nunca». Entre la formación que recibió Cassinello, destaca que estuvo agregado en un regimiento del Ejército estadounidense en Alemania y más tarde hizo un curso, reservado a unos pocos militares y espías locales y europeos, en la base militar de Fort Bragg, en los EEUU. De vuelta en España, se incorporó al Seced, Servicio Central de Documentación, en cuanto dicho Servicio de Inteligencia fue creado por Carrero Blanco. En 1976, el recién nombrado presidente Adolfo Suárez lo eligió para ocupar la jefatura del Seced y después pasó a dirigir los Servicios de Información de la Guardia Civil, cargo que desempeñaba al acompañar al general Sáenz de Santamaría cuando estuvo en Bilbao como delegado especial del Gobierno para la lucha antiterrorista. Justo tras recibir el fajín de general, en 1984, en plena escalada de atentados reivindicados usando la sigla GAL, Cassinello concedió su primera entrevista a un medio de comunicación, el diario “El País”. Entonces, declaró que «Estamos ganando la guerra a ETA» y una de las respuestas que dio al periodista que lo entrevistó mostró bien su carácter y prepotencia: «P: ¿Qué contesta cuando le preguntan si es usted el jefe de los GAL? «R: La última vez respondí: ‘Pues mira, hijo mío, publícalo. Primero, pide a Dios que sea verdad. Pero, además, no sabes la suerte que tienes de que no sea verdad. Fíjate, si fuera verdad y tú lo hubieras descubierto, tu vida valdría sólo dos pesetas’». En 1985 manifestó que «Yo también prefiero el terrorismo a la alternativa KAS, la guerra a la independencia del País Vasco» y en 1986 el diario “ABC” publicó un artículo suyo en el que afirmaba: «Dicen que no soy demócrata y lo dicen tan enfadados que a lo mejor tienen razón». En aquel duro artículo, se preguntaba: «¿Para qué querrán un demócrata en la Guardia Civil»? Y tras criticar a políticos, jueces, empresas periodísticas e informadores, Cassinello concluyó: «De verdad, señoría, les he llamado gilipollas y les he mandado a tomar todos los vientos. Le juro que me he quedado corto». Cassinello fue destituido, pero quienes creyeron que con aquella destitución se acababa su carrera militar se equivocaron por completo, ya que pronto alcanzó el máximo grado en el escalafón militar: Teniente General. Seguro que tuvo mucho que ver con ello lo que explicó el diario “El País” en un editorial titulado “La vuelta de Cassinello”. Según dicho editorial, Cassinello había sido «un hombre clave en los servicios de información del Ejército desde la primera mitad de los años setenta. En los medios castrenses tiene fama de persona muy capacitada desde el punto de vista profesional. Ahora bien, en los años en que este militar ha ocupado delicadas responsabilidades en esa área específica del espionaje militar se han producido demasiados hechos oscuros como para dar por buena cualquier interpretación de lo que pueda entenderse por capacidad profesional». Cabe remarcar que Cassinello es, sin duda alguna, el militar español que ha mantenido los más estrechos contactos con los servicios de inteligencia estadounidenses. Tras diplomarse en contrainsurgencia en los EEUU, pasó a ser un gran especialista en acción psicológica e información antisubversiva. Fue él quien diseñó el famoso Plan ZEN (Zona Especial del Norte) y estuvo largos años a la cabeza de los servicios de inteligencia españoles. Es innegable que sabe de sobra que las mejores operaciones de inteligencia son aquellas que permanecen en absoluto secreto. Cuanto menos se sepa de ellas, tanto mejor. Por eso estoy convencido de que no habrá visto con buenos ojos que algunos agentes de inteligencia, como Fernando San Agustín, hayan hablado tanto de Mikel Lejarza “Lobo”, porque es bien sabido que en boca cerrada no entran moscas. Cassinello ni menciona a Lejarza en sus memorias, “La huella que deja el tiempo al pasar”, editadas el año pasado. No lo menciona en absoluto, pese a estar bien claro que tuvo una participación muy directa e importante en aquella operación de infiltración. ¿No tendrán mucho que ver en ello las falsedades de que están repletas todas las obras dedicadas al tema de Mikel Lejarza “Lobo” y de las que es bien consciente Cassinello? Por ejemplo, no es en absoluto cierto que Lejarza naciera en 1947, como se afirma en todas partes. Nació cuatro años después, en 1951. Por otra parte, en todas las obras se afirma que dos hechos trascendentales, que tuvieron lugar en Barcelona y Madrid, sucedieron en dos días consecutivos. Ahora bien, es bien fácil de comprobar, acudiendo a la hemeroteca, que ambos hechos tuvieron lugar el mismo día, el 30 de julio de 1975. ¿Por qué se empeñan tanto en pretender que no sucedieron el mismo día? Tampoco es cierto que Lejarza fuese nombrado miembro del comité ejecutivo de ETA p-m ni responsable de infraestructura, por mucho que lo hayan repetido en todo tipo de obras, y son igualmente falsas otras muchas cosas. Demasiadas. Seguro que Cassinello sabe mucho al respecto, pero téngase en cuenta que tiene ya 96 años y que, por desgracia, no parece que nada le vaya a impedir que se lleve a la tumba innumerables secretos de Estado. Se los podrá llevar gracias a que la vigente Ley de Secretos Oficiales le va a permitir seguir aferrándose al descarado «Algunas cosas es mejor que no se sepan nunca». Fue él quien diseñó el famoso Plan ZEN y estuvo largos años a la cabeza de los servicios de inteligencia españoles y estuvo largos años a la cabeza de los servicios de inteligencia españoles