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DE REOJO

Las carcajadas rebotan


Insinuar que Pedro Sánchez tiene algún problema mental por reírse a carcajadas en el atrio del Parlamento al referirse a la bobada de Feijóo que asegura que no es presidente de España porque no quiso, forma parte del desmontaje iniciado por ese personaje siniestro. Solamente existe para algunos programas de la brigada mediática, pero su influencia parece ser mínima y su titularidad en la banda está más que cuestionada porque puede decir muchas frases delirantes, pero no está en el Consejo de Ministros y en los lugares donde gobiernan sus conmilitones lo hacen con el terreno marcado por los de Abascal, que son, no se olvide, el eslabón más radicalizado de la extrema derecha rubicunda. Las carcajadas rebotan en el cráneo de Núñez Feijóo, pero también en algunas zonas de los despachos contiguos de su sede se ríen antes de temblar por su liderazgo menguante.

Por eso es demencial ver las argumentaciones que se usan desde ese lado de la reacción para señalar que lo que anuncia Milei con la suspensión de varios ministerios fundamentales para la convivencia más o menos equilibrada, es porque cumple con sus promesas electorales. Si va a privatizar la salud y la enseñanza, eso puede ser un detonante en varios meses de una insurrección popular. Si acaba con todos los subsidios que alivian a millones de argentinas que lo están pasando muy mal, eso propicia un sensación de desarraigo y de violencia social que puede estallar en cualquier momento. Se van conociendo sus acompañantes en la gobernabilidad y no augura ningún punto de entendimiento con la oposición, ni propicia carcajadas.