Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
LOS JUEGOS DEL HAMBRE: BALADA DE PÁJAROS CANTORES Y SERPIENTES

Un retorno sin empaque

La saga inicial protagonizada por Jennifer Lawrence se reveló como un conjunto sólido que fusionaba distintos géneros, desde la ciencia ficción distópica hasta el romance y el cine catastrófico. Gary Ross y Francis Lawrence dirigieron películas que, aunque no alcanzaban la excelencia, ofrecían un entretenimiento de calidad, con fuerza y dignidad.

En este quinto capítulo, Lawrence retorna a la saga con una nueva entrega mucho menos satisfactoria. Ambientada 64 años antes de lo que mostraron las películas iniciales, la trama resulta más insípida, con una narrativa menos cautivadora y personajes menos atractivos y profundos. Para colmo de males, actores destacados como Peter Dinklage, Jason Schwartzman y Viola Davis han sido desaprovechados en roles secundarios, sin relieve ni complejidad.

Todo el foco de interés recae en Corolianus Snow, interpretado por Tom Blyth, mostrándonos su juventud antes de convertirse en el siniestro presidente, pero esta vez carece del empaque que caracterizaba a la saga gracias a la siempre poderosa presencia de Donald Sutherland. Su relación con Lucy Gray Baird (Rachel Zegler) brilla más por su música que por la actuación, mientras surgen conflictos cada vez más evidentes.

Ni las secuencias de acción ni los efectos visuales logran alcanzar la tensión y espectacularidad de las anteriores, a pesar del evidente avance tecnológico.

Dividida en tres partes, “La balada de pájaros cantores y serpientes” presenta los elementos para iniciar una nueva saga, pero su resultado no es muy alentador. Está claro que todo dependerá de su rendimiento en taquilla y Hollywood suele dictar el rumbo en función de los números, determinando si este regreso discreto será efímero o si se seguirá exprimiendo la franquicia hasta su límite.