Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
TERESA

La duda como elemento de persuasión

En “Teresa”, Paula Ortiz nos ofrece una reflexión sobre la figura de Teresa de Jesús, abrazando la duda como vehículo para persuadir al otro. Mientras que en su anterior adaptación, “La novia”, Ortiz tomó como referencia “bodas de sangre” de Lorca para abordar la catarsis en la que se sumió el Estado español durante la crisis económica, ahora y junto al dramaturgo Juan Mayorga, nos sumerge en un diálogo imaginario entre la religiosa y su inquisidor. El guion, construido sobre la pieza del propio Mayorga -“La lengua a pedazos”- y en el “Libro de la Vida” de Santa Teresa de Jesús, se convierte en el epicentro de la película. Dos ideas fundamentales, recurrentes tanto en la obra del dramaturgo como en la filmografía de Ortiz, se entrelazan con maestría: el encuentro con el otro y la relación entre el pasado y el presente. La trama se sumerge en la vida de una mujer que, según refleja la película, desafió convenciones cuestionando cada aspecto de la fe católica, manteniendo un diálogo pleno incluso cuando su vida pendía de un hilo. La película resalta su capacidad para cuestionar y dar vuelta a las convenciones, abrazando la dialéctica platónica como herramienta para explorar y redefinir su fe.

En el núcleo del filme asoma una mujer que desafió las normas de su tiempo al no casarse, resistirse a la Iglesia y abogar por la intolerancia hacia aquellos que eran considerados diferentes.

“Teresa” no solo se erige como un retrato biográfico, sino como una pieza cinematográfica que invita a cuestionar y reflexionar sobre las complejidades de la fe, el diálogo y la confrontación de las convenciones sociales. Todo ello mediante una narrativa que trasciende el tiempo, conectando el tiempo del personaje que interpreta con fuerza Blanca Portillo, con las cuestiones a las que nos enfrentamos en la actualidad.