GARA

Una violencia «nunca vista» por los veteranos palestinos

Las imágenes de devastación que está dejando la ofensiva militar sionista en la Franja de Gaza son de «una violencia nunca vista», afirman los veteranos de las Intifadas y de la lucha contra la ocupación israelí en la Cisjordania ocupada.

Un trabajador arregla el monumento colocado frente a un hospital de Ramallah en homenaje a los 22 palestinos que mató en 2002 el Ejército israelí al inicio de la Segunda Intifada.
Un trabajador arregla el monumento colocado frente a un hospital de Ramallah en homenaje a los 22 palestinos que mató en 2002 el Ejército israelí al inicio de la Segunda Intifada. (Jaafar ASHTIYEH | AFP)

Vivió las dos Intifadas en la Cisjordania ocupada, los enfrentamientos, las manifestaciones sangrientas. Pero al observar las imágenes que está dejando la ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza, Ahmed al-Beytawi, un médico palestino, afirma que «nunca había visto nada así» en su vida. Aún hoy, en el hospital de Ramallah que dirige, este médico de 62 años pasa cada día ante el monumento que rinde homenaje a los 22 palestinos que mató el Ejército israelí en 2000, al inicio de la Segunda Intifada, y que él mismo enterró. «Los muertos se amontonaban -recuerda-, las morgues estaban llenas y no podíamos salir» a enterrarlos.

Pero en la Franja de Gaza, sus colegas tienen que sepultar a los muertos en las fosas comunes que cavan bajo el fuego de los tanques israelíes, incluso dentro de los recintos de sus hospitales.

Más de dos tercios de los centros están fuera de servicio en Gaza, se ha cortado la electricidad a las cámaras mortuorias y los cadáveres están esparcidos por las calles. «Eso es mucho más violento», señala.

OTRO NIVEL DE VIOLENCIA

La misma observación hace Wassef Erakat, de 76 años, que luchó con las fuerzas palestinas durante la Guerra Civil de Líbano (1975-1990), antes de convertirse en un experto en estrategia militar. Esta ofensiva «es la más dura y la más violenta» que recuerda.

El Gobierno de Gaza ha registrado más de 16.000 muertes, dos tercios de ellas de mujeres y niños, en los incesantes bombardeos israelíes de represalia en la Franja por el ataque sorpresa del 7 de octubre en el que murieron 1.200 israelíes. Casi la mitad de los edificios han sido destruidos o dañados y 1,7 millones de personas han tenido que huir de sus hogares.

Erakat, que combatió como oficial de artillería de la Organización para la Liberación de Palestina en Líbano, dice que el nivel de violencia que sufren ambos bandos ha cambiado, y señala que las operaciones contra Israel ejecutadas por Hamás y la Yihad Islámica son «inéditas» y tienen una «planificación muy meticulosa».

La guerra de propaganda ha adquirido otra dimensión. Todos los días, ambos grupos publican vídeos que muestran a sus combatientes disparando lanzacohetes contra tanques o colocando bombas en los huecos de los blindados israelíes.

Estamos muy lejos de la Intifada de la Piedra, que comenzó en 1987 y finalizó con los Acuerdos de Oslo en 1993 entre Yasser Arafat, entonces jefe de la OLP, y el primer ministro israelí Yitzhak Rabin.

Sobre todo, los balances actuales de víctimas son desproporcionados respecto a los de las dos Intifadas, las cuatro guerras en Gaza desde 2008 y los diversos episodios de violencia en Cisjordania, Jerusalén, Gaza o Israel.

Del lado israelí, el número de víctimas del ataque lanzado el 7 de octubre no tienen precedentes desde la creación del Estado de Israel en 1948. Y la cifra de fallecidos proporcionada por las autoridades de Gaza en los 15 primeros días de ataques israelíes por tierra, mar y aire contra ese territorio equivale a la cantidad de muertos en las dos intifadas, y los soldados sionistas han matado en sus redadas en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, a más de 200 palestinos, más que en los nueve meses anteriores.

Por primera vez en dos décadas, los F-16 israelíes atacan de nuevo Cisjordania. Y han vuelto las incursiones de tropas fuertemente armadas en el corazón de las ciudades palestinas, que supuestamente desaparecieron con los Acuerdos de Oslo.

«Israel tuvo la sensación de haber salido victorioso gracias a sus armas y creyó haber acabado con la resistencia. Por eso no renunció a nada políticamente», ante una Autoridad Palestina (ANP) debilitada, impopular y que sigue perdiendo prerrogativas, opina Mohammed Zaghloul.

Encarcelado hace 20 años por «intento de homicidio» contra militares israelíes, este hombre de 50 años recuperó recientemente su libertad. Y para este combatiente del brazo armado de Al-Fatah, el movimiento del presidente Mahmoud Abbas, rival de Hamas, la intensidad de los combates en Gaza cambia radicalmente la situación.

«Hemos entrado en una etapa completamente distinta a las anteriores del conflicto», asevera. Una etapa «con crecientes ramificaciones regionales», que incluye disparos diarios contra Israel por parte del Hizbulah proiraní desde Líbano, y drones huthíes desde Yemen contra Israel.

Esta guerra, una vez pasada la ola mortal, «podría aportar algo positivo a nivel político». Porque hasta ahora, cree, nada ha hecho avanzar la causa palestina.