Le tocará a Patxi López defender la proposición de Ley de Amnistía en el Congreso para su toma en consideración. Cuando el texto llegó a la Cámara fue el ministro Félix Bolaños -elevado semanas después a responsable de la cartera de Justicia- quien la defendió. El PSOE ha querido cambiar de rostro para llevar la ley, por polémica que resulte, por los trámites ordinarios.

El PP busca justo lo contrario y el rival dialéctico de López será el propio Alberto Núñez Feijóo. Además, el principal partido de la oposición exigió que la votación se realice a viva voz, buscando que todos los diputados favorables al texto tengan más exposición pública y revistiendo el trámite de mayor pompa. Les irán llamando desde la Mesa, uno por uno, para que anuncien el sentido del voto desde su escaño. El PP usó la misma estrategia durante la votación para eliminar el delito de sedición, por lo que no se espera ninguna sorpresa.

Con todo, el de hoy será un trámite más de un proceso largo, que continuará después con el proceso de enmiendas antes de su previsible aprobación definitiva con una mayoría muy similar a la que invistió a Pedro Sánchez, con la única salvedad de Coalición Canaria, que puede permitirse el lujo de modificar su postura a sabiendas de que esto no impedirá que la ley siga adelante.

Exceptuando la reforma reglamentaria para regular el uso de lenguas cooficiales, la Ley de Amnistía será la primera iniciativa que se debata en el Pleno del Congreso esta legislatura.

La aprobación final de la ley aún está lejos. El PSOE y sus socios buscan una aprobación rápida, por lo que declararon la urgencia y acortaron así los plazos habituales (para enmiendas, etc.) a la mitad. Sin embargo, el PP tiene una mayoría absoluta y amplísima en el Senado, y ya ha avanzado que la utilizará para retrasar la aprobación, empleando para ello cuantos resquicios legales existen en el Reglamento. Se estima que el bloqueo de la norma en la Cámara Alta acabará durando unos dos meses.

En cualquier caso, no es probable que la ley pase del Congreso al Senado antes de fin de año, salvo que se active la tramitación por lectura única, opción que nadie a día de hoy defiende públicamente. Por lo que las quinielas apuntan ahora hacia el mes de enero como el momento en el que se conozca la redacción final y le toque el turno al Senado. Si después la Cámara Alta se opone a la misma, basta con que el Congreso se reafirme en la norma para que quede aprobada. Lo cual mueve el calendario hasta primavera.

JUECES CONSERVADORES

Junto con la toma en consideración de la norma, se votará también la creación de tres comisiones de investigación, tras acordarlo el PSOE tanto con ERC como con Junts. Esta iniciativa ha vuelto a generar críticas entre el sector conservador de los jueces, que afirman que se les pretende suplantar.

Además, según reveló ayer “El País”, el CGPJ conservador (y caducado hace cinco años) está preparando un segundo informe crítico con la ley en respuesta a una petición del PP en el Senado.