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DE REOJO

Los discrepantes a raya


Feijóo se ha rodeado ahora de unos cuantos portacoces con la infeliz idea de ser todavía más agresivas sus reacciones ante cualquier acto, dicho, insinuación o chisme ante, cabe, con, contra, de Pedro Sánchez, al que están convirtiendo en una figura mitológica. La ridiculez de una posición previa a cualquier análisis, de una negación sin matices ante cualquier cosa, sea esta razonable, desquiciada, oportuna les favorezca o no, ya ha entrado dentro de la negación contraproducente o cómo llegar a la nada después de intentar ser mucho, sin nada que ofrecer. Donde más destaca es cuando va a Europa a hablar de Sánchez.

No obstante, a la espera de que Iruñea vuelva ser esa ciudad donde, además de toros en verano y curas en invierno, haya programas municipales para la convivencia, el progreso y la felicidad fuera de las sacristías, donde se están auténticamente desbordando todas las previsiones de malas artes, desprestigio, insinuaciones viscosas y desahogo insufrible es en el negocio familiar de Pablo Iglesias. El goteo de renuncias de cargos públicos y orgánicos, los expedientes sancionadores en diversas agrupaciones y, sobre todo, la entrada en el territorio de los rumores indecentes del emérito Iglesias ha llegado a un punto de no retorno al insinuar de manera ofensiva al que fuera candidato de Podemos a la alcaldía de Madrid es cocainómano porque ha abandonado este buque fantasma. Están tan fuera de madre que para ellos es sospechoso hasta Monedero. Y los únicos sospechosos, son el núcleo duro irradiador de odio fundamentalista que pone a los discrepantes a raya.