Raimundo FITERO
DE REOJO

360 grados

Estoy arando en un campo alimentado por fosfatos con unos bueyes que ya eran antiguos en el pleistoceno y voy a intentar dar un giro a la perspectiva del ojo de ballena de un proceso histórico que ha sucedido en Chile, de donde llegaban hace unas décadas los mejores fosfatos para que nuestros campos dieran cosechas realmente importantes. Intento explicarle a mi gato de porcelana las razones por las que el presidente de Chile asemeja estar feliz cuando lo que han devuelto las urnas es quedarse como estaban, es decir, con una Constitución del año 1980 propiciada por el criminal general Pinochet, al que otorgó una impunidad vitalicia.

Tras unas manifestaciones callejeras importantes, tras una confección abierta y popular de una nueva constitución, con el presidente Boric como máximo avalador, la ciudadanía votó en contra de esa nueva propuesta constituyente porque la sentían como demasiado escorada a la izquierda. Esa decisión popular provocó una crisis de gobierno y un movimiento hacia el centro muy notable. Tras retoques, pactos, luchas, nuevas mayorías, ahora esa misma ciudadanía ha parado también en las urnas la nueva propuesta más escorada a la derecha. Por lo tanto, tras tantos meses, volvemos al punto de salida. Una constitución pinochetista que ha tenido unas docenas de variaciones menores con la que va a tener que convivir en los próximos años.

Esto sí es un viaje de 360 grados. Aunque habrá sextantes políticos y económicos que nos indicarán algún desvío, pero en Chile, hoy, la sombra constitucional de Pinochet sigue siendo muy alargada