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SANTIAGO

Chile opta por lo malo conocido frente a lo peor en el referendo constitucional

El Gobierno de Gabriel Boric pidió avanzar en las reformas pendientes de las pensiones y el pacto fiscal tras confirmar que no habrá otro proceso constituyente. El electorado rechazó la segunda propuesta de Constitución votada en quince meses en Chile, un texto que endurecía los aspectos más conservadores de la Carta Magna aprobada bajo la dictadura, aunque reformada en varias ocasiones.

Una manifestante que celebra la victoria del no, ante un policía.
Una manifestante que celebra la victoria del no, ante un policía. (Javier TORRES | AFP)

El rechazo de un nuevo proyecto de Constitución en el plebiscito celebrado el domingo en Chile representa el segundo fracaso consecutivo en quince meses de dos textos constitucionales. Se mantiene así la Constitución promulgada en octubre de 1980, en plena dictadura del general Augusto Pinochet.

Aunque se le han hecho numerosas reformas, especialmente durante la Presidencia de Ricardo Lagos (2000-2006), no lograron eliminar el pecado original de la actual Carta Magna: su espurio nacimiento en dictadura. Además, se la considera un freno a cualquier reforma social de calado.

El 55,76% de los electores rechazaron un texto elaborado por un órgano liderado por la ultraderecha y la derecha, que defienden el legado de Pinochet, frente al 44,24 % que optó por aprobarlo.

«Bajo este mandato, el proceso constitucional está cerrado. Hay otras emergencias», declaró el presidente, Gabriel Boric, en un discurso en el palacio presidencial de La Moneda tras conocer el resultado, confirmando que no impulsará un nuevo proceso constituyente.

«Nuestro país seguirá con la Constitución actual, porque después de dos propuestas constitucionales sometidas a referéndum, ninguna ha logrado representar o unir a Chile en su hermosa diversidad», agregó el presidente, quien respaldó la primera propuesta presentada por la izquierda y optó por la neutralidad en la segunda.

PENSIONES Y FISCALIDAD

Asimismo, el Gobierno pidió a la oposición pasar página y avanzar en dos de sus reformas estrella, la de pensiones y el pacto fiscal, que llevan meses atascadas en el Parlamento.

La portavoz, Camila Vallejo, dijo que el resultado debe ser un aprendizaje «para lograr concretar los acuerdos necesarios en materia de pensiones y pacto fiscal»

«Se perdió la posibilidad de tener una Constitución hecha en democracia, nos quedamos lamentablemente con la del 80, con todas sus reformas positivas, pero no pudimos avanzar en una nueva», lamentó Vallejo, insistiendo en que «es el momento de la unidad para avanzar, sin excusas», en las reformas. «No solamente retomaremos el trámite legislativo esta semana en materia de pensiones, sino que también queremos presentarle al país aspectos sustantivos del pacto fiscal», explicó. Pero ninguna de las derechas va a ponérselo fácil al Ejecutivo en el Parlamento.

La Cámara de Diputados y Diputadas de Chile rechazó en marzo una ambiciosa reforma tributaria que buscaba recaudar el 3,6% del PIB en cuatro años, lo que supuso un duro golpe para el Gobierno porque con ella pretendía financiar su agenda social, que incluye la subida de pensiones.

Tras el rechazo, el Gobierno chileno redujo al 2,7 % su meta de recaudación en seis años (cerca de 8.000 millones de dólares) y el ministro de Hacienda, Mario Marcel, inició una ronda de conversaciones con empresarios y parlamentarios para tratar de sacar adelante el pacto fiscal incorporando aspectos más transversales.

Boric admitió que «la política ha quedado en deuda con el pueblo de Chile, al no ser capaz de redactar una propuesta constitucional de consenso», y pidió a las fuerzas políticas «respetarnos y volver a encontrarnos».

El proceso constitucional se inició con el respaldo de un 80% de los chilenos tras el movimiento social de 2019 contra las desigualdades, en cuyas protestas murieron una treintena de personas.



Varapalo para la ultraderecha

Para el ultraderechista Partido Republicano, que tuvo un peso fundamental en la redacción del nuevo texto y aspiraba a convertirse en la fuerza hegemónica de la derecha, el resultado ha supuesto un varapalo. La oposición había presentado el referéndum como un plebiscito sobre el presidente, Gabriel Boric, cuyo índice de popularidad está bajando. José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, aseguró que su grupo «no fue capaz de explicar los puntos fuertes» de la propuesta, un texto que endurecía el carácter conservador del actual, sobre todo en temas como el aborto y la seguridad pública. «También se dieron divisiones dentro del sector», añadió Kast, reconociendo el golpe de la escisión que prevé fundar un partido aún más radical y la lucha con la derecha tradicional de cara a las municipales y regionales del año que viene y las presidenciales de 2025.GARA