El tiempo se desvanece cuando aparentemente todo se repite. Pero si transcendemos de lo inmediato, entendemos cómo la historia es la crónica de un proceso de extinción para dar paso a otros mundos más allá de la existencia del humano. Esto podría ser maravilloso si no fuera porque la historia se ha edificado sobre la aniquilación de los pueblos, sobre los cadáveres de las personas desheredadas en miles de guerras declaradas y no declaradas, hoy en el cementerio del Mediterráneo, en la franja de Gaza o en las fronteras y cárceles de la vergüenza.

Y así llega la última luna del viejo año que perdura antes de llegar el alba, entre la niebla de un tiempo que es tan distinto, tan igual, y tan distante como el vértigo de lo que se repite. Que provoca una explosión de conmociones cuando se mezclan la oscuridad y la luz, nuestra necesaria rutina y el ansia de metamorfosis, el refugio del sueño y el desamparo del despertar. Que decrece hasta desaparecer para recordarnos nuestro destino.

Última luna del viejo año, asomando inquieta y enojada en la noche del día de la inocencia celebrada con bulos que la desenmascaran y la violan. Que nos has traído nuevas vidas y nos ha arrebatado otras asesinadas por la brutalidad humana o por el inevitable transcurrir del tiempo. Que nos recuerdas el círculo implacable del eterno retorno, donde el principio y el fin son el milagro en el que renace el suicida cuando al hilo de su inminente autoejecución descubre que son otros quienes se la han arrebatado. Que derogas el futuro y nos recuerdas que cuanto suceda puede ser mejor o peor que la muerte.

Última luna del viejo año que una vez más te vas con él, invitándonos a abrazarnos al instante, a abandonarnos en brazos de la suerte, a sabiendas de que, más pronto que tarde, a lo sumo seremos un recuerdo difuminado y distorsionado en otras mentes. Que desapareces despeinada por un viento helado y te vas sin haber llegado. Gracias por dejarnos recostarnos en la dulce calma de lo que se extingue y de lo que renace para así poder y desear seguir luchando.