La ópera prima de la directora australiana Shannon Murphy, despliega una mezcla de irreverencia y emotividad en su travesía a través del tumultuoso territorio del primer amor adolescente.

Presentada por primera vez en el prestigioso Festival de Venecia, donde Toby Wallace fue galardonado con el Premio Marcello Mastroianni al Mejor Actor Joven, su trama está basada en la obra de teatro homónima de la dramaturga y actriz australiana Rita Kalnejais. Esta historia sobre iniciaciones a la vida -dolorosas y alegres- tiene como protagonista a una adolescente (Eliza Scanlen) que se enamora de otro (Toby Wallace) y lo que comienza como la peor pesadilla para sus padres se transforma gradualmente en una exploración conmovedora y caótica del sentido abstracto del amor en una etapa tan crucial de nuestras vidas. En realidad, la película no se limita a retratar un romance adolescente convencional; más bien, se sumerge en el glorioso caos que representa la vida, desafiando las expectativas y explorando las complejidades emocionales de sus personajes. La directora se propuso encontrar un lenguaje cinematográfico que capturara la dualidad única y provocativa del guion. El desafío de equilibrar humor y dolor en cada fotograma ha sido abordado con ciertas irregularidades, salando de secuencias alegres a otras que en ocasiones resultan un tanto cursis. Todo ello envuelto en una narrativa visual cautivadora.

Shannon Murphy retrata con autenticidad a la protagonista, quien, a sus 15 años, experimenta la plenitud de la vida mientras enfrenta su propia mortalidad de manera repentina. El filme no pretende ser solo una exploración cinematográfica de la adolescencia y el amor, sino también una celebración del caos y la complejidad que dan forma a nuestras vidas.