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Pulso entre China y EEUU en las elecciones presidenciales en Taiwán

El desenlace de los comicios presidenciales de Taiwán jugará un papel crucial en la definición de la delicada distribución de poder entre China y Estados Unidos. Podría reforzar el soberanismo taiwanés o sentar las bases de una reunificación «pacífica», tal como desea Pekín.

Partidarios del favorito de las encuestas, el actual videpresidente y candidato del gobernante Partido Democrático Progresista (PDP), Lai Ching-te, en el acto de cierre de campaña en Taipei. (Sam YEH | AFP)

Taiwán celebra hoy unas elecciones de gran trascendencia geopolítica, con implicaciones significativas no sólo para la región, sino, sobre todo, para las relaciones entre EEUU y China en el complicado equilibrio de poder que están intentando construir después del último encuentro mantenido por los presidentes de ambos países. El resultado no solo moldeará el curso político del país, también proyecta su sombra sobre los mercados financieros y la geopolítica regional.

El actual vicepresidente, Lai Ching-te, es el candidato del independentista Partido Democrático Progresista (PDP) y disputará la Presidencia con los líderes de los opositores Kuomintang (KMT) y Partido Popular de Taiwán (TPP), más partidarios de negociar con Pekín. Ambas formaciones intentaron consensuar una candidatura conjunta, pero no llegaron a un acuerdo.

Lai, que ha encabezado las encuestas de intención de voto en las últimas semanas, ve cómo la distancia respecto a Hou Yu-ih, candidato del Kuomintang, se está reduciendo notablemente. Según uno de los últimos sondeos, el PDP obtendría el 37,3% de los sufragios y el KMT, un 33,4%. El TPP estaría fuera de la contienda con menos del 18% de los apoyos.

MOMENTO ÁLGIDO

Las acusaciones de «interferencias» son ya una constante en el escenario político taiwanés y alcanzan su punto álgido en período electoral. Las autoridades recompensan con hasta 20 millones de dólares taiwaneses cualquier denuncia de «intento extranjero» de interferencia pensando en Pekín, aunque la paradoja es que China no es país «extranjero», según la propia Constitución de la «República de China» vigente en la isla.

Los focos de atención se centran en Pekín, que despliega una amplia gama de herramientas con el objetivo de influir en la voluntad del electorado taiwanés, como las recientes declaraciones del presidente chino, Xi Jinping, que aseguró que la «reunificación» de Taiwán con China es «inevitable». Pekín, además, arremete contra el candidato independentista, al que acusa de «empujar» a la isla «al borde de la guerra».

Sin embargo, EEUU también interfiere, aunque algunas de sus acciones se presenten como meras manifestaciones de normalidad por parte de las potencias occidentales. No fue casualidad que en plena campaña, Washington anunciara una nueva venta de armas valorada en 300 millones de dólares. Pese a que el presidente de EEUU, Joe Biden, haya autorizado 12 ventas de este tipo desde 2021, hacerlo en pleno período electoral subraya la importancia que Washington concede a las necesidades de seguridad de Taiwán

«FAKE NEWS» POLÉMICAS

Una de las polémicas que se hizo viral en la isla la protagonizó Alice Ou, profesora de Literatura China en la prestigiosa Escuela Secundaria Femenina de Taipei First, quien acusó en diciembre al Estado de «desinizar» (eliminar los elementos culturales, la identidad o la conciencia de los chinos han de una sociedad) a los estudiantes a causa de la reducción del número de textos chinos clásicos recomendados en el plan de estudios de Secundaria.

Las críticas fueron inmediatamente aprovechadas por la oposición y por Pekín para acusar al Ejecutivo independentista taiwanés de intentar erradicar la cultura china. Tanto la agencia de noticias china Xinhua como centenares de medios y cuentas afiliadas al gigante asiático publicaron centenares de artículos sobre la denuncia de Ou. Incluso Ma Ying-jeou, expresidente de Taiwán y veterano estadista del Kuomintang elogió el «coraje moral» de la profesora.

El ministerio de Educación tuvo que salir públicamente a explicar que las directrices bajo escrutinio se introdujeron en 2019 y no restringían la enseñanza del chino clásico, sino que reducían la cantidad requerida por los centros de educación secundaria de libros de texto en chino. La lista, según las autoridades, se redujo a la mitad y se hizo más diversa, incluyendo escritoras y taiwaneses. Esto fue parte de un esfuerzo de reforma más amplio, iniciado en la década de los años noventa, cuyo objetivo era proporcionar a los profesores y a las escuelas más libertad para que dieran forma a sus programas de estudios.

La profesora Ou tuvo que admitir que alzó la voz a causa de las elecciones, con la esperanza de llamar más la atención sobre su causa y aseguró que no le importa si el Partido Comunista de China o los candidatos de la oposición en Taiwán aprovechan sus comentarios, siempre y cuando conduzcan a cambios en el plan de estudios.