Raimundo FITERO
DE REOJO

Explosión ártica

Dualidad, bipolaridad e inmortalidad. La sociedad se estratifica en segmentos, capas, mantas, bloques que en un corte transversal se identifica de manera nítida la cantidad de pobres que sustentan a los pocos ricos. Las estadísticas no me dejaran decir ninguna verdad, pero si alguien mira con catalejo, de lejos, lupa, de cerca, rayos equis o hace una fotocopia grupal de esa conglomeración de capital, propiedad privada y gestores públicos que llaman Foro de Davos, podrá llegar a una conclusión sencilla: se trata de una obscenidad. Hasta se le puede escapar a un economista en estado de pureza conceptual que es una simple orgía.

Hay zonas del planeta que están bajo los efectos de una explosión ártica, lo que significa que se alcanzan temperaturas extraordinariamente bajas, como si fueran fábricas extensas de polos de virus y bacterias en conserva. Todo ello conviviendo con otras zonas del mismo planeta donde los excesos de temperaturas caniculares empiezan a crear problemas estructurales. Si se atienden a los cuentos o las cuentas, se puede creer en El Niño o en La Niña, aunque lo mejor es seguir el cuaderno de bitácora de las aves migratorias enloquecidas que no saben si van o vienen.

Si miras a Iowa y lo ves congelado y escuchas a Trump incitar a su gente diciendo que vayan a votar con esas temperaturas, lo hagan por él, aunque luego se mueran, entras en explosión ártica o implosión antártica, porque lo que si parece evidente es que va camino de ser candidato presidencial de nuevo. Y si le ponen al desorientado Biden delante, el resultado parece que es claro y meridiano.