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PALACIO ESTILISTAS

Enredos entre laca y secadores de pelo


La trama de “Palacio estilistas” se inicia con un guiño a ese tipo de literatura que tendemos a asociar cuando se entra en una peluquería, las revistas del corazón. El reparto del filme asoma entre las páginas de una publicación de este tipo. La historia se desenvuelve en el salón de belleza de Juana Palacio, interpretada por Goya Toledo, donde el amor se convierte en el epicentro de un enredo entre los personajes.

Miriam, encarnada por Sandra Martin, está a punto de contraer matrimonio con Lucas, interpretado por Alex Perel, mientras Juana y Alba (Julia Fernandez) tratan de impedirlo con la colaboración de Pepa, la clienta y médium ocasional (Lolita Flores). La trama se complica aún más con el padre de la novia, un empresario corrupto, quien busca a través del matrimonio deslindar responsabilidades con su futuro yerno. La misión de las peluqueras es clara: evitar la boda a toda costa.

COMEDIA DE VODEVIL

En este su debut en el formato largo, el director y guionista Moisés Martín, busca un tono extremo para la película, un desafío difícil de alcanzar. En este intento, se inspira en trabajos como “Mujeres al borde de un ataque de nervios” de Almodóvar, optando por una comedia de vodevil que lleva al extremo las actuaciones y la propuesta para conseguir el efecto cómico deseado. A pesar de contar con un elenco dispuesto a construir estereotipos desmedidos, el tono humorístico no siempre logra cuajar de manera consistente. Un aspecto destacado es la dirección artística, la cual ha corrido a cargo del experimentado Javier Tapia, responsable de “Magical Girl” y creador de un decorado kitsch de colores chirriantes en tonos pastel.

La escenografía, vestuario y peinados deslumbran con tonos turquesas, fucsias, rosas, verdes y rojos dentro de un contexto argumental un tanto irregular.