EDITORIALA

Combaten los derechos, les disgustan las libertades, atacan la pluralidad y la discrepancia

Durante este año, en las primeras páginas de GARA comparten espacio la actualidad y la dinámica de Artefaktua, donde se hace un repaso diario de las noticias más relevantes de las últimas cinco décadas. Algunas semanas esto puede generar cierta perplejidad, porque no es fácil discernir qué ha pasado ahora y qué pasó en otras épocas. La costumbre de los estados de combatir la causa vasca a través de la represión tiene tal arraigo que algunas noticias obligan a comprobar las fechas.

UN PASADO QUE NO DEJA DE SER CONTEMPORÁNEO

Por ejemplo, el pasado viernes la apertura estaba dedicada a los Artesanos de la Paz Jean-Noel “Txetx” Etxeberri y Béatrice Molle, que serán juzgados en abril en el Tribunal Correccional de París por neutralizar una parte del arsenal de ETA. Sucedió en 2016. A pesar de esa persecución, un año después el desarme se llevó a cabo con éxito, y ETA se deshizo en 2018. Es difícil encontrar un caso más evidente de «enemigos de la paz» que el de estos jueces franceses.

La foto del día se la llevaban los dirigentes independentistas que fueron juzgados y cumplieron más de seis años de cárcel cada uno por el «caso Bateragune», a quienes el Tribunal Constitucional español ha dado finalmente la razón. El Estado español asume a regañadientes la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que dejó claro que no habían tenido un juicio justo. Lo sucedido a Arnaldo Otegi y a sus compañeros es la definición de «lawfare».

Precisamente, al lado de la foto se trataba el debate sobre la Ley de Amnistía. Esta misma semana “La Vanguardia’’ y Eldiario.es publicaban los papeles de la Operación Catalunya. Se comprueba así que el Gobierno de Mariano Rajoy utilizó los servicios secretos, la Policía y la judicatura -con la colaboración de algunos medios de comunicación-, para fabricar causas contra el independentismo al margen de la ley.

Mientras tanto, con apariencia legal y voluntad política notoria, la Audiencia Nacional mantiene su doctrina de «toda discrepancia política y todo sentimiento nacional no español deben ser tratados como terrorismo». Sin violencia todo era posible, decían.

En su referencia a Artefaktua, la mencionada portada recordaba que el mismo día pero 23 años atrás, José María Aznar otorgaba a Melitón Manzanas la Medalla al Reconocimiento Civil, y se recogía el testimonio de Elías Antón, una de las cientos de víctimas del comisario franquista al que mató ETA en 1968.

Hace una semana, no en 1968 ni en 2001, sino en 2024, las autoridades vascas homenajearon en Gasteiz al torturador. Una vez más y de la mano del PSE.

EL TEATRO DE LA MORALIDAD

Como se puede ver, razones para polémicas hay de sobra. Que Itziar Ituño defienda los derechos humanos y pida que se deje de aplicar la excepcionalidad jurídica a los presos y presas vascas, no debería estar entre ellas. La actriz siempre ha estado comprometida con la justicia y la libertad. No es el primer linchamiento que sufre, pero no deja de ser injusto, tal y como han denunciado sus compañeras. Merece toda la solidaridad social e institucional. Quienes desde sus cargos y medios distorsionan esas demandas justas y favorecen linchamientos deben recapacitar.

Los nostálgicos y los beneficiarios de la fase política anterior no entienden los derechos humanos, solo los reivindican si piensan que les favorecen. No aceptan la libertad del resto, solo que se haga lo que ellos desean. No asumen que la gente piense distinto y lo manifieste. Les molesta la pluralidad. Acostumbrados a la superioridad moral inducida, llevan fatal ser minoría y tener enfrente a una mayoría empoderada que está en el lado justo de la historia. Hay que perseverar en esta línea, sin ceder pero sin enredarse.