El nuevo filme del últimamente muy prolífico Daniel Calparsoro vuelve a recordarnos la predilección que el cineasta vasco siente por el thriller. En esta oportunidad aborda un un caso real relacionado con la corrupción política y empresarial, la cultura del pelotazo, la burbuja inmobiliaria y demás cuestiones que precipitaron la gran crisis de 2007. “El Correo” utiliza este contexto como telón de fondo para tejer una narrativa dinámica poblada de personajes peculiares. La película se adentra en las alcantarillas de la sociedad y en una fiesta disfrutada por unos pocos, pero cuyas consecuencias pagó una sociedad que se vio al borde del precipicio. Este enfoque se ve sazonado con un humor ácido, dotando a la película de un atractivo más que notable.

IRREGULAR PERO ENTRETENIDA

Irregular pero ingeniosa y a veces irreverente, la película aborda con desenfado aquel periodo y las personas que lo protagonizaron y se beneficiaron de él, aportando más de lo esperado al género al que pertenece. El personaje encarnado con acierto por Arón Piper se convierte en el hilo conductor de una trama que examina la corrupción en el Estado español y se ve respaldado por un elenco de nombres destacados como Luis Tosar, José Manuel Poga, Luis Zahera y Alberto Jo Lee, quienes aportan solidez a la película y a un thriller que, en ciertos momentos, se siente excesivamente real. Calparsoro demuestra su característica habilidad para imprimir ritmo a la narración, que se desenvuelve ágilmente sin caer en el aburrimiento. La meticulosa dirección, el cuidado montaje y la fotografía contribuyen a la sensación de autenticidad, incluso cuando el personaje principal es ficticio.

Sin embargo, la trama tiende a difuminarse debido a la amplitud de temas que intenta abarcar y a sus numerosos personajes.