Iñaki LEKUONA
Profesor
AZKEN PUNTUA

Telón

Poco importa lo que anuncie el comité de sabios del Consejo Constitucional sobre la ley de inmigración esta semana, porque la extrema derecha ya ha cantado victoria, cubriendo el país de una fina tela de chauvinismo y xenofobia que atrapa no solo a cada vez más electores, sino también al propio presidente de la República, que como no sabe cómo detener el avance de las ideas ultraconservadoras, se las apropia, como es el caso del uniforme escolar, que vuelve como «instrumento de igualdad y de justicia social» y que en realidad busca evitar que la abaya, la túnica del mundo musulmán, entre en los patios de los colegios. Uniformizar a cada niño de la República vendrá a costar, calculan, unos 200 euros, calderilla si se compara con la tela que en realidad tendría que movilizar el Gobierno si de verdad quisiera impulsar la igualdad y la justicia social en los centros escolares, faltos de inversión pública y de docentes, cada vez más denigrados desde el punto de vista laboral y social. La Educación, es decir, el futuro del país, está en quiebra y la solución que propone París es devolverla al siglo XIX, a la enseñanza estricta, formal y uniformizada, pero con aires de épica melodramática, como esa asignatura de teatro que Macron quiere introducir en los colegios y que viene a confirmar que lo de Francia no es que tenga tela, tiene telón.