Koldo LANDALUZE
DONOSTIA

Un aterrador descenso a los infiernos

La nueva película del argentino Demián Rugna se presenta como un vertiginoso descenso a los infiernos. El guion, obra del propio Rugna, nos guía a escenarios grotescos donde el término “inquietante” se queda muy corto en su descripción.

“Cuando acecha la maldad” no concede tregua al espectador mediante encadenados de secuencias repulsivas que, muchas veces, exigen apartar la mirada de la pantalla. El firmante de “Limbo” no solo ataca visualmente, sino que juega con la mente del espectador al no revelar completamente lo que sucede en un pueblo sin nombre ubicado en la profunda Argentina. Dos hermanos, interpretados por Ezequiel Rodríguez y Demián Salomón, se ven envueltos en una trama desgarradora cuando descubren a un hombre mutilado y, entre sus pertenencias, la identificación de una mujer y sus hijos. Al visitar a esta familia, se enfrentan a la aterradora realidad de un hijo, un ser grotesco lleno de pústulas, llagas y pus, sumergido en un abismo de desesperación.

UN GUION CRUDO

La película desafía al espectador a comprender qué es este fenómeno, por qué causa histeria en el pueblo y si representa al demonio mismo.

La crudeza del guion se revela gradualmente, desentrañando la naturaleza del mal que impregna cada rincón del pueblo. Las explicaciones tienen respuesta, pero no llegan de manera inmediata, lo que se traduce en un viaje desesperado y envuelto en dudas.

La maldad retratada carece de sentido, es un virus que todo lo corrompe, convirtiendo a todo el mundo en amenazas potenciales. El filme es interesante porque todo se desarrolla en un entorno cruel y carente de sentido, una maldad que se expande sin restricciones, transformando lo cotidiano en una amenaza palpable y Rugna jamás levanta el pie del acelerador.