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EDITORIALA

Impugnar un sinsentido requiere valentía


El lehendakari Iñigo Urkullu y la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, anunciaron anteayer que el Patronato del Museo Guggenheim-Bilbao en el que participan ambas instituciones abría un periodo de reflexión de dos años para decidir sobre la ampliación de la pinacoteca en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Urkullu señaló que es difícil tomar una postura cuando no se conoce ni el proyecto ni el modelo de gestión. Asimismo, apuntaron que el Patronato y la dirección de la matriz del museo en Nueva York están inmersos en un proceso de relevo. El velado cuestionamiento del proyecto fue rechazado de plano por la presidenta del PNV de Bizkaia, Itxaso Atutxa, que ayer señaló que no hay paralización «en absoluto» y que se trata simplemente de acotar los tiempos del proyecto.

Puede que todo sea un intento de ganar tiempo en una campaña electoral que ya ha comenzado, o puede que sea el reconocimiento de que el proyecto carece del consenso necesario. Lo cierto es que, para empezar, el museo en Urdaibai tiene un encaje legal complicado, que exige modificar el plan general de Murueta y la Ley de Costas con el objeto de reducir la servidumbre de protección del litoral de 100 a unos escasos 20 metros. A ello hay que sumar la indefinición que rodea a la idea, reconocida anteayer por el propio lehendakari, y denunciada en numerosas ocasiones por los vecinos de la comarca y varias fuerzas políticas. Ante el oscurantismo inherente a este tipo de proyectos polémicos, la oposición se ha organizado en la plataforma Guggenheim Urdaibai Stop, que ya ha promovido recursos contra los trámites iniciados.

Por otro lado, carece de sentido impulsar un proyecto que apuesta por la turistificación como eje de desarrollo en una comarca que cuenta con una Reserva de la Biosfera, esto es, que se caracteriza precisamente por la integración armónica de la población y la actividad humana con la naturaleza. Y todo ello en un país que sufre ya los efectos negativos de una turistificación excesiva. Sin duda ha llegado el momento de aparcar un proyecto insostenible y abrir un debate con los habitantes de Busturialdea sobre el futuro de la comarca.