En los primeros compases de “Cualquiera menos tú”, nos enfrentamos al tópico romántico por antonomasia: chico conoce a chica, una velada encantadora, pero el destino les reserva la inevitable separación.

Glen Powell y Sydney Sweeney dan vida a estos personajes previsibles que transitarán hacia una enemistad evidente cuando coinciden en una boda en Australia.

Atrapados en la necesidad de comprenderse y mantener las apariencias, se ven forzados a representar el papel de pareja para no arruinar la celebración.

El director Will Gluck, consciente de la saturación en el género de comedias románticas, busca revitalizar la narrativa a través de una dirección que se erige como el pilar fundamental de la película. Utilizando gags cómicos narrativos y una puesta en escena cuidadosa, destaca escenas memorables como la de la araña.

La vis cómica y la química entre la pareja protagonista sobresalen como aspectos destacados de esta obra que, a pesar de unos primeros compases prometedores que exploran una estructura narrativa diferente y refrescante, se desvanece a medida que avanza, cayendo inevitablemente en los clichés característicos del género.

En cuanto al guion, el trabajo de Ilana y Will al exponer la relación de «te odio porque te amo» resulta atractivo. La historia se desarrolla de manera que el espectador deshace la primera impresión artificial de los protagonistas, siguiendo de cerca su evolución de odio a amor.

Aunque la trama se ve empañada por algunos eventos incoherentes, “Cualquiera menos tú” logra destacarse como una comedia romántica a ratos divertida, aunque predecible. Es decir, que se ha intentado revitalizar el género, pero se queda a medio camino de lograrlo.