Joseba ITURRIA
CICLISMO

Nicolás Alustiza, ilusionado tras sus primeros días como ciclista profesional

Le resultó especial tirar del pelotón en su debut en la Classica de la Comunitat Valenciana y se quedó satisfecho tras ayudar a sus líderes en Castellón. «Cuando eres un crío has conocido la marea naranja y formar parte del equipo como corredor es un sueño».

Alustiza ha cumplido con 21 años su sueño de vestirse de naranja.
Alustiza ha cumplido con 21 años su sueño de vestirse de naranja. (Markel BAZANBIDE | FUNDACIÓN EUSKADI)

Nicolás Alustiza (Zumarraga, 2003) trasmite a GARA tras debutar con los profesionales «ilusión. Cuando eres un crío has conocido la marea naranja y formar parte del equipo como corredor es un sueño».

No fue un debut sencillo porque en la Classica a la Comunitat Valenciana, «de salida se puso seria la cosa. Intentamos coger la fuga al principio, quemé más de la cuenta y tocó sufrir, pero pudimos subir y coronar con el pelotón. El resto de la etapa era terreno favorable, acabé adelante y pudimos disfrutar. Llegué a tirar del pelotón y hace ilusión el primer día asomar la cabeza. La pena fue que Andoni López de Abetxuko rompió la rueda delantera a falta de 1.500 metros. Era la baza al sprint».

Llegó en el gran pelotón. El domingo Euskaltel tuvo mejores resultados al colocar a Joan Bou, Xabier Berasategi y Gotzon Martín entre los dieciséis primeros: «No estamos completamente contentos porque esperábamos más, pero hicimos un buen trabajo. A las dos carreras vinieron un montón de equipos del World Tour, el nivel aumenta y cuesta mucho más conseguir los puntos».

Acabó satisfecho a cinco minutos su segunda carrera, más exigente: «Me quedé en el primer paso por meta a falta de quince kilómetros. Coloqué a los compañeros para el paso del pueblo antes de la última subida y ya estaba reventado después de haber trabajado».

El debut ha sido muy especial para él y su familia. Sus padres, su hermana y cuatro amigos acudieron a acompañarlo en sus primeros días como corredor naranja: «Se agradece el apoyo. Nadie se esperaba en mi familia que debutara en profesionales y siendo tan joven es una ilusión para mí y los que me rodean».

De los dos días «lo que más me ha sorprendido, es la velocidad del pelotón, el grupo va mucho más compacto y he corrido con corredores que han sido mis ídolos. Ha sido muy bonito coincidir con Groenewegen, ganador el sábado. Se va en todos los terrenos rápido y hay poco tiempo para descansar. Acabé con buenas sensaciones y ahora toca adaptarnos y seguir creciendo».

Esta semana correrá tres de las pruebas de Mallorca hoy, el sábado y el domingo: «Cada uno tiene un rol en el equipo e intentaré aprender y ayudar todo lo posible. Las sensaciones no son malas y a ver si trabajando llegan los resultados».

Después en febrero irá a Portugal a Figueira y a Italia al Laigueglia: «En marzo hago más clásicas en Francia y Bélgica para hacerme a la velocidad y aprender. Según como vaya asimilando todo, veremos el calendario posterior».

APRENDIZAJE

Esas clásicas le servirán para confirmar lo que siente, que puede dar su mejor nivel «en terrenos bastante duros, puertos de cinco-diez minutos y que sean rompepiernas porque por ahora no puedo decir donde pueden estar mis puntos fuertes porque solo he corrido dos pruebas».

Asume que en el profesionalismo «se disputa todo. Es un deporte exigente en el que es fundamental el trabajo en el día a día y la disciplina».

Por eso prioriza el ciclismo a sus estudios de Ingeniería de Organización Industrial en Arrasate. «Lo he compaginado hasta el año pasado, pero ahora me requiere más el deporte profesional y la Universidad la cojo más tranquilo. No quiero quedarme con la sensación de hacer dos cosas a medias, prefiero centrarme en la bici. La exigencia es mayor. Con los horarios de entrenamientos ir a la Universidad es casi imposible. Aprovecharé cuando esté en casa más tranquilo para ir a clase, pero con los estudios iré poco a poco», explica.

Mide 1.85, pesa 67 kilos y ha encontrado rápido el premio al salto de calidad de la temporada pasada: «Como junior gané ocho-nueve carreras, anduve bien, pero en mi segundo año sub'23 di un salto mayor y me ha servido para subir a profesionales. Gané en Durana, Iturmendi, Segura y Antzuola. En grupos pequeños me defiendo bien y tengo una punta de velocidad que me da opción de luchar por victorias. A finales de junio me confirmaron que iba a pasar. Antes de empezar no esperaba subir en el segundo año a profesionales, estaba disfrutando de la bici, llegaron los resultados y eso me dio la oportunidad».

Su primer contacto con el Euskaltel han sido las dos concentraciones: «La primera de Elgoibar en noviembre fue para conocernos los compañeros y el staff, pero en enero se puso la cosa más seria. Hicimos una concentración del 10 al 18 con bici, con entrenos de calidad previos a la competición».

En el trabajo de Altea «se ve un punto más comparado con los sub'23. Todo es mucho más profesionalizado, se va más rápido, hay que cuidarse más. En la concentración antes de las carreras los veteranos ya nos dieron consejos, estuve con Mikel Bizkarra en la habitación. Estoy muy agradecido de tenerlo como compañero y de compartir equipo con esta gente que te ayuda mucho».