GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Taladro y sostenibilidad


Es habitual que tengamos en nuestra casa un taladro. ¿Cuántas veces en el último año ha usado usted ese taladro? Existen millones de taladros en el mundo que no se usan nada más que esporádicamente, pero siguen ofreciéndonos nuevos modelos capaces de hacer tantas cosas que parece instrumentos para los próximos viajes espaciales. Esto de los taladros es un ejemplo sencillo para explicar el despilfarro en el que nos movemos, la cantidad de cosas inútiles que compramos, pero no usamos, la presión que el mercado ejerce a través de la publicidad para que accedamos a nuevos objetos, nuevas zapatillas, coches, relojes, perfumes o cocinemos platos con alimentos y técnicas nuevas o desconocidas.

Pero la duda más angustiosa es la que ha aparecido en el campo de las declaraciones de un científico con ínfulas de filósofo terminal que asegura con datos que parece que va a ser normal en nuestras sociedades que alarguemos la vida media hasta los cien años. Pero entonces saca la calculadora y taladra nuestras partes blandas con una pregunta capciosa: ¿es sostenible esa situación? El taladro no cesa y hasta sube de revoluciones, ¿a qué se referirá? ¿Cuenta solamente los gastos acumuladas de las pagas de los jubilados o piensa también en los esfuerzos en atención a los dependientes, la cantidad de reformas estructurales que se necesitarán en ciudades y hogares, los gastos de farmacia y un etcétera infinito?

La duda invencible que se aparece y taladra en silencio hasta cortar el aliento es que, si no fuera sostenible mantener a tantas personas centenarias, ¿cuál es la solución? Pocas bromas.