El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, estudia con las autoridades israelíes la respuesta de Hamas al proyecto de acuerdo elaborado en París por representantes de Israel, Estados Unidos, Egipto y Qatar para pactar una alto el fuego en Gaza a cambio de un intercambio de prisioneros.

«Hay mucho trabajo por hacer, pero seguimos creyendo que un acuerdo es posible y y continuaremos trabajando sin descanso para conseguirlo», señaló Blinken en Doha. Había llegado a Qatar tras pasar por Egipto, y acabará su gira en Israel y Cisjordania.

A la vez, el ministro de Exteriores de Qatar, Mohamed bin Abderrahman, señaló que el equipo de mediación de su país ha recibido una respuesta positiva de Hamas «al marco general del acuerdo en materia de rehenes». «La respuesta incluye algunos comentarios, pero en general es positiva», señaló el ministro qatarí en una rueda de prensa junto a Blinken.

Bin Abderrahman se mostró optimista y dijo que ya han entregado la respuesta de Hamas a Israel.

Por su parte, el movimiento islamista señaló que, después de consultar con los dirigentes del grupo y con las facciones de la resistencia, «abordó la propuesta con espíritu positivo».

Indicó que su respuesta marca otro paso para lograr «un alto el fuego integral y completo» que «ponga fin a la agresión al pueblo palestino y asegure ayuda, refugio y la reconstrucción» de la Franja de Gaza, así como el levantamiento del cerco sobre esta y el establecimiento de un intercambio de prisioneros.

Las informaciones filtradas apuntan a la liberación de los 136 cautivos que mantiene la resistencia palestina, algunos ya muertos, durante un plazo de 142 días a cambio de la liberación de más de 100 presos palestinos por cada uno de ellos. Hamas exige como punto de partida el compromiso israelí de un cese el fuego permanente y la retirada de tropas de la Franja, algo que el Gobierno de Israel no está dispuesto a aceptar.

BIDEN SE ADELANTA

El presidente de EEUU, Joe Biden, que habitualmente habla más allá de lo diplomáticamente aconsejable, calificó la propuesta de Hamas como «un poco exagerada», adelantándose a cualquier análisis oficial.

Daba así alas a la retórica expresada ya por el Gobierno israelí y su primer ministro, Benjamin Netanyahu, que insisten en que Israel «no aceptará cualquier acuerdo ni a cualquier precio» y en rechazar las condiciones de Hamas, y recalcan su objetivo de «victoria militar total».

El primer ministro apenas se aparta de este discurso a pesar de que la presión y las protestas de los familiares de los cautivos y de la sociedad israelí van en aumento.

La mayoría de israelíes ven prioritario liberar a los rehenes en Gaza por encima de la meta de derrotar a Hamas, según un sondeo difundido ayer por el Instituto para la Democracia de Israel (IDI). El 51% apoya ese objetivo, mientras que el 36% indicó que derrocar a Hamas debería ser la meta principal, según la encuesta.

En cuatro meses de destrucción, el Gobierno israelí no ha logrado los objetivos declarados de su operación militar, la erradicación de Hamas y la liberación de los cautivos.

En este contexto, Netanyahu recibió el apoyo de otro ultra, el presidente de Argentina, Javier Milei, en una visita oficial con el compromiso de trasladar en algún momento la Embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, reforzando los movimientos de la ocupación, al igual que han hecho Estados Unidos, Guatemala y Kosovo, en contra del criterio internacional.

La ONU advierte sobre Rafah

Israel profundiza sus ataques en el oeste de la ciudad de Jan Yunis y se prepara para continuar su ofensiva terrestre en Rafah, en el extremo sur de la Franja, donde se ha intentado refugiar casi la mitad de los gazatíes. La Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU (OCHA) alertó de que esto sería un crimen de guerra al ser una zona superpoblada, con más de un millón de palestinos desplazados allí por los bombardeos en el resto de Gaza.

Advirtió de que los ataques podrían provocar la pérdida de vidas civiles a una escala aún mayor que la matanza perpetrada hasta ahora en la que Israel ha matado a más de 35.000 palestinos, de los que se ha confirmado las muertes de 27.585, mientras unos 8.000 siguen desaparecidos bajo las ruinas que se extienden por toda la Franja.

La población de Rafah se ha quintuplicado desde el 7 de octubre y ahora supera los 1,1 millones de personas, que intentan sobrevivir casi sin alimentos, sin servicios públicos y apenas protegidos con plásticos.

Israel sigue también con operaciones en el resto del enclave y en las últimas horas sumó otras 107 muertes. También continúa el asedio al hospital Nasser de Jan Yunis, donde ataca sus alrededores de manera concentrada poniendo en peligro inmediato las vidas de trescientos miembros del personal médico, de 450 heridos y 10.000 desplazado que se hacinan en el complejo hospitalario.

Uno de los bombardeos de ayer mató al menos a seis policías que intentaban asegurar el paso de un camión que transportaba ayuda humanitaria hacia Rafah. GARA