Este es el título del libro que nunca escribiré. Un macaco anda suelto por La Línea de la Concepción y tiene a un buen número de agentes de diferentes instituciones persiguiéndole. En una televisión pública le han dedicado más minutos al mono libertario que a la manada de fiscales. Las zorras en todas sus acepciones están copando parte de la distracción organizada. No me dejes diablo hacer un bestiario sobrevenido al referirme a políticos y tractoristas. Pero a los que están invirtiendo mucho dinero en Núñez Feijóo les advierto de que el desmoronamiento de su alternativa es flagrante. La pareja Aznar-Ayuso es una obviedad madura, una sinopsis del submarinismo neoliberal. Se autodefinen.

Cuentan los cronistas que un espectador en el campo del Rayo Vallecano le metió el dedo en el culo a un jugador del Sevilla. Confirmado. ¿Dónde colocamos esta modalidad de animar a sus jugadores? Ya que estamos, ¿cuánto dinero mueve el fútbol profesional? ¿Todos los clubes son rentables o se van endeudando con la connivencia de ayuntamientos, diputaciones y gobiernos? Me he metido en un bucle y me aparecen preguntas encadenadas por lo que opto por una solución de simio cabreado: huir.

Los incendios en Chile están dejando centenares de muertes. Las autoridades aseguran que son provocados. Es el punto cero del misterio de las llamas destructoras. ¿A quién favorecen? Recuerdo que hace unos años por estas fechas en Chile y sufrieron otros incendios devastadores. Rutinas desoladoras. Cenizas acusadoras. Gritan las piedras, los árboles, la vida arrasada.