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Populismo agrario o coherencia


Juan de Gaztelu

Esta semana han sido convocadas varias movilizaciones o tractoradas por parte del sector primario. Estas han tenido una repercusión destacable en comunidades autónomas como Castilla y León, Madrid, Aragón y Andalucía. Entre sus reivindicaciones figuran la del aumento del precio de sus productos en origen, debido a la diferencia abismal entre lo que ellos perciben y el precio final que tiene que desembolsar el consumidor; una limitación en la importación de productos agrícolas extracomunitarios; uniformidad de las normas de producción respecto al uso de transgénicos, pesticidas, herbicidas o fitosanitarios para toda producción agrícola de dentro y fuera de la Comunidad Europea; o una tasación o bonificación de los precios de las materias primas y de la energía.

Todas ellas considero que son unas reivindicaciones justas y legítimas que garantizan una igualdad en las reglas de juego y unas condiciones laborales y de vida dignas para nuestros y nuestras agricultoras y ganaderas.

Igualdad que algunos y algunas lideresas políticas sacrifican en nombre de la libertad, a mi juicio mal entendida. Así, sin sonrojo, son capaces de apoyar estas movilizaciones y presentarse como de los adalides de campo al mismo tiempo que apuestan por la libertad de mercado en su más amplio sentido. En esta línea, no tienen rubor en demonizar cualquier propuesta que intente limitar los precios y la avaricia de los intermediarios de los productos agrícolas, descartando cualquier intervención sobre las grandes empresas y superficies de distribución alimentaria; igualmente, critican abiertamente las subvenciones públicas para los sectores deprimidos por favorecer el parasitismo; finalmente, y por ir concluyendo, estos mandatarios defienden con demencia los tratados de libre comercio con países terceros por el beneficio que crea para ambas partes.

Teniendo esto presente, su incoherencia es más que palpable. Que se dejen de eslóganes de «comunismo o libertad» y que lo sustituyan por «libertad para una agricultura a sepultar».