Las protestas protagonizadas por miles de haitianos para exigir la salida del Gobierno del primer ministro, Ariel Henry, tras 30 meses en el poder sin resultados concretos y con el país hundido en el caos y la inseguridad provocada por las pandillas, van ganando en violencia, y el miércoles dejaron al menos seis muertos y numerosos heridos en varias ciudades, donde se produjeron saqueos, actos de vandalismo e incendios.

Cinco de las víctimas mortales era agentes armados de la Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas (BSAP), una fuerza del Ministerio de Medio Ambiente, muertos en enfrentamientos con policías de la Unidad del Departamento de Aplicación de la Ley (UDMO) en la zona de Laboule, en las colinas de la capital. Otros tres agentes fueron detenidos.

Una sexta persona murió en Ouanaminthe, en el noreste, tras atacar una comisaría de la Policía Nacional, que reprimió con dureza a los manifestantes, en una jornada en la que se mostró muy violenta.

La BSAP, una nueva entidad armada sobre la que las autoridades han perdido el control, es uno de los principales actores en el corazón de las protestas. Cientos de sus agentes respaldan al exsenador Guy Philippe, que ha cumplido años de cárcel por tráfico de drogas, y afirman querer provocar una «revolución» en el país.

La BSAP está formada por antiguos militares reconvertidos en guardas forestales, así como por voluntarios, y también por personas integradas al margen de cualquier jerarquía o norma. El Gobierno les prohíbe circular por la ciudad y llevar armas y municiones. Desde entonces, e incluso antes, se han rebelado contra las autoridades sumándose a las manifestaciones antigubernamentales.

7 DE FEBRERO

Miles de hatitianos han salido a las calles del país para exigir a Ariel Henry el cese de su mandato, que expiró el miércoles 7 de febrero, tras un acuerdo alcanzado en diciembre de 2022 con los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil para facilitar una transición de poder en un contexto de grave crisis social, económica y humanitaria que dura años.

El país se ha sumido en una crisis aún más grave de la que ya vivía desde el pasado 7 de julio de 2021, cuando se produjo el magnicidio del entonces presidente Jovenel Moise.

Desde entonces, el vacío de poder agravó la convulsa situación política y económica del país en una crisis de seguridad, con homicidios y secuestros a diario.

En las últimas semanas se han reanudado las peticiones de renuncia de Henry, pero el primer ministro volvió a rechazarlo ayer y prometió devolver el poder a las nuevas autoridades cuando se ataje la crisis de inseguridad a la que, dijo, su Ejecutivo dedica todos sus recursos. Dijo estar trabajando en una «hoja de ruta» de cara a convocar unas elecciones democráticas.