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Protestas en Senegal pese a la prohibición gubernamental de la manifestación por el aplazamiento electoral

Protesta contra la violencia contra los medios, en Dakar. (J. W. | AFP)

Centenares de personas protestaron ayer en Senegal por el polémico aplazamiento de las elecciones, previstas el 25 de febrero, pese a la prohibición de las autoridades, que volvieron a suspender los servicios de internet móvil. El colectivo Aar Sunu Election (Protejamos las elecciones, en wolof), que aúna a sindicatos, líderes religiosos y más de cuarenta organizaciones ciudadanas, desconvocó las marchas para que se ajusten a la legalidad, y lanzó una nueva convocatoria para el sábado, siempre que tenga autorización.

La manifestación «masiva» y pacífica convocada para ayer era uno de los actos de desobediencia civil que prepara la oposición en protesta por el aplazamiento electoral. Pese a la anulación de la marcha, se registraron incidentes aislados con la quema de neumáticos y grupos de jóvenes fueron dispersados con gases lacrimógenos por la Policía.

Además, algunos candidatos opositores realizaron campaña por las calles de la capital, haciendo oídos sordos al aplazamiento de las presidenciales del 25 de febrero al 15 de diciembre por parte del mandatario, Macky Sall. Los más activos y festivos fueron los afines al movimiento Patriotas de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (Pastef), ilegalizado en julio.

La decisión de Sall, que ha agotado sus dos mandatos constitucionales y debería dejar la Presidencia el 2 de abril, desató fuertes protestas, dispersadas con dureza por la Policía, que el fin de semana causó al menos tres muertos.

Ante la crisis política más grave de las últimas décadas en el país, el Estado francés pidió «un uso proporcionado de la fuerza» y llamó a organizar lo más rápido posible los comicios, mientras EEUU instaba a «respetar plenamente» el derecho a manifestarse y expresarse. En el mismo sentido se expresó el secretario general de la ONU, António Guterres, que manifestó su preocupación y denunció el «uso innecesario y desproporcionado» de la fuerza.