Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
HORROR PARK

Atracciones sangrientas

El director sueco Simon Sandquist (“Possession”) ha apostado por un clásico slasher juvenil, donde un enmascarado obsesionado busca eliminar uno por uno a un grupo de adolescentes con sus propios problemas: dinámicas de poder, romances y recuerdos dolorosos. La premisa supuestamente original radica en situar la acción en un parque de atracciones cerrado al público, convirtiendo a las víctimas en presas dentro de un vasto recinto donde el asesino tiene el control absoluto.

“Horror Park” aprovecha eficazmente las posibilidades que ofrecen atracciones como carruseles, montañas rusas y pasajes del terror. Aunque intenta abordar temas secundarios como la superación de la pérdida, la culpa y las relaciones saludables en la adolescencia, la película falla en mantener la coherencia argumental, presentando agujeros en el guion difíciles de ignorar.

Sin embargo, cumple su promesa de entretener, siendo su arranque el punto más débil. Una secuencia inicial en forma de flashback, seguida de un giro aterrador, nos sumerge en la trama. Sin embargo, la sensación de tensión se diluye rápidamente cuando la historia cae en la fórmula predecible del juego del gato y el ratón. El personaje encarnado por Wilma Lidén intenta reconstruir su vida trabajando en el parque de atracciones. Pero su noche da un giro inesperado cuando se entera de que un grupo de antiguos amigos, vinculados por un oscuro secreto, han ganado un concurso para visitar el parque.

A medida que avanza la noche, un encadenado de eventos extraños comienzan a suceder y el grupo se ve acosado por un misterioso individuo que los lleva a enfrentar sus peores pesadillas.

A pesar de caer en lo predecible y perder la coherencia argumental, su conjunto logra mantener la atención gracias a su inquietante escenografía.