GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Fosfato de amonio


En el mar Rojo navegan cientos de barcos cargados de materiales y manufacturas que sintetizan, en un arco de enunciado digitalizado, el caos en el que la economía neoliberal ha convertido el comercio, el transporte y la vida misma. Una milicia hutí está intentando boicotear ese paso en protesta por la colaboración de los gobiernos occidentales con Israel y su masacre de palestinos. Y con su armamento de ocasión, está influyendo en el precio de nuestros productos de consumo diario debido a que el miedo cuida la viña y las navieras, los distribuidores y las aseguradoras han entendido los peligros y esos barcos que cruzaban por Suez, ahora deben dar la vuelta por el sur de África.

Lo conocido ayer es que un barco británico de nombre Rubymar que navegaba con bandera de Belice, con tripulación compuesta por once sirios, seis egipcios, tres indios y cuatro filipinos fue atacado el diecinueve de febrero y se acaba de hundir definitivamente. Las autoridades yemenís acusan a la comunidad internacional por su negativa a reflotar el barco y todo ello ha desembocado en el vertido de decenas de miles de toneladas de fosfato de amonio, un fertilizante que puede provocar un desastre medioambiental en la zona.

Esto abre de par en par una ventana a la desesperanza. Los fertilizantes utilizados en medio mundo que conforman un modelo de agricultura agresiva con la tierra. Y otra noticia con subtexto desgarrador para agrandar la desconfianza: parece existir en la costa de Gaza una gran bolsa de gas natural. Nada es casual. Se confirma que todas las guerras son imperialistas.