Iñaki LEKUONA
Profesor
AZKEN PUNTUA

Cómplices

Soy un miembro activo de la fuerza aérea y no seré cómplice de genocidio», declaró el joven militar americano Aaron Bushnell antes de inmolarse frente a la embajada israelí en Washington. Lamentablemente, su muerte no ha sido más que un fogonazo apagado por noticias mucho más importantes: el estratosférico récord de LeBron James superando los 40.000 puntos. Un hito en la Humanidad que incluso aplaudiría el propio Trump, si el jugador hubiera sido blanco, de color, claro, no de la ira de los supremacistas arios como el propio expresidente al que la extrema derecha francesa de LePen aplaude con las orejas; la palma derecha la tienen ocupada en menesteres que al parecer son cada vez más del agrado de los votantes patrios a los que Macron ya no sabe qué ofrecer para que no abracen el ultranacionalismo francés mientras no tiene reparos en saludar al ultranacionalismo israelí de Netanyahu. Y cuando su responsable de exteriores, Stéphane Séjourné, declara que «la crisis humanitaria de Gaza crea situaciones indefendibles e injustificables de las que los israelís son responsables», tanto el ministro como su presidente parecen olvidarse de la responsabilidad de la comunidad internacional, incluida la suya, en esta situación que no es ninguna crisis, es un puto genocidio del que ellos también son cómplices.