La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Donostia aprobó ayer la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) relativo a los usos de hospedaje, un trámite que le permite prorrogar por dos años más la suspensión del otorgamiento de nuevas licencias de alojamiento.

El alcalde, Eneko Goia, destacó en su habitual comparecencia ante los medios que esta decisión supondrá «una ampliación del plazo de la moratoria que establece la suspensión de la otorgación de licencias para implantación de usos de hospedaje en la ciudad por dos años más, es decir, hasta 2026».

La propuesta de modificación diferencia dos ámbitos territoriales en la ciudad. Por un lado, establece la suspensión general en la totalidad de las parcelas urbanísticas, independientemente de su calificación pormenorizada, en los ámbitos señalados de los barrios de Antiguo-Ondarreta, Ategorrieta-Ulia, Centro, Gros e Ibaeta.

En el resto de la ciudad se plantea una suspensión solo en aquellas parcelas calificadas como de tipo residencial. La suspensión acarreará la imposibilidad de otorgar licencias para la implantación de nuevos establecimientos y usos de hospedaje, así como la realización de las obras correspondientes o la ampliación de los preexistentes.

LA PARTE VIEJA, DESDE 2020

La Parte Vieja queda excluida de esta suspensión por considerarse ya anteriormente zona saturada, con la limitación correspondiente de implantación de usos de hospedaje regulada en el año 2020.

Asimismo, quedan excluidas de esta medida los campings, agroturismos y casas rurales, susceptibles de implantación en suelo no urbanizable.

Además, se regulará una posibilidad excepcional en edificios catalogados como protegidos, «siempre que se considere que para garantizar su protección el mejor uso sea este». Esta posibilidad tendrá que ser debidamente justificada y deberá contar asimismo con la opinión favorable del recién creado Consejo de Patrimonio de la ciudad.

Goia recordó que en marzo de 2023 se aprobó una moratoria a la concesión de nuevas licencias para este tipo de actividades en la ciudad, la cual «tenía una fecha de caducidad obligada, que es un año. No se puede extender más allá si no se ha producido una aprobación inicial de una modificación del Plan General, y es lo que traemos aquí».

El plazo expiraba el 30 de marzo y con esta aprobación, que se certificará en el pleno del próximo 21 de marzo, el Ayuntamiento «podrá decidir o podrá aprobar la aprobación inicial de esta modificación y automáticamente proceder a la ampliación de la moratoria por dos años más, mientras tramitamos la modificación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana».

AMBULATORIO DE TXOMIN

Por otro lado, el Ayuntamiento dio luz verde el Plan Especial de Ordenación Urbana de cuatro parcelas para el ambulatorio del barrio de Txomin Enea, configurando el espacio público de la plaza Arteleku para permitir el traslado del centro asistencial de Osakidetza a su ubicación definitiva, además de destinar una parcela a usos comunitarios.

Además se adjudicó a la empresa Urbycolan el contrato de las obras correspondientes al proyecto de construcción de una glorieta en la intersección de las calles Nuestra Señora del Pilar, Tranvía y paseo de Martutene, con un plazo de ejecución de cuatro meses y un presupuesto de 246.427 euros.

Un 82% cree excesivo o muy excesivo el número de turistas

Tres investigadores de la EHU-UPV han publicado un estudio en el que han analizado, mediante encuestas a 605 personas -356 mujeres y 249 hombres-, las percepciones de la ciudadanía donostiarra respecto al impacto que el turismo tiene en su ciudad. Un 40% cree que este es positivo para Donostia, mientras que otro 40% está en desacuerdo con esta afirmación. Un 53% entiende que es un fenómeno beneficioso para la economía, mientras que un 29% cree que no.

Las opiniones son más contundentes cuando se pregunta por la situación actual. Así, hay un 82% que opina que el número de turistas es excesivo o muy excesivo, y un 75% considera que no hay margen de crecimiento. Un 55% considera que el turismo provoca que se pierda el pequeño comercio tradicional, el 82% cree que aumenta el precio en el comercio, y el 95% cree que aumenta el precio de bares y restaurantes.

Un 91% cree que el turismo influye en el aumento del precio de la vivienda, y un 88% considera que implica una disminución de la oferta de alquiler residencial. Además, el 91% cree que el turismo implica mayores problemas de tráfico y aparcamiento, el 73% percibe un mayor índice de comportamientos molestos ligados al ruido y la suciedad, el 78% denuncia una mayor ocupación del espacio público para uso de la hostelería y el comercio, el 90% lamenta que el turismo genera aglomeraciones. I.I.